El Parlamento de Austria ha aprobado este miércoles una ley que permite al Gobierno declarar el "estado de emergencia" por la inmigración y restringir el derecho de asilo, lo que abre la puerta a un endurecimiento de las condiciones de acceso al país justo después de la victoria de los ultranacionalistas del FPÖ en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
La nueva norma ha contado con el respaldo de los dos partidos que conforman el Gobierno austríaco, sostenido por la coalición de los socialdemócratas del SPÖ, el partido del canciller Wrener Faymann, y los democristianos del Partido Popular. También ha votado a favor el populista y conservador Team Stronach.
Sin embargo, cuatro diputados socialdemócratas han votado en contra de la nueva ley, al igual que Los Verdes, el liberal NEOS y el FPÖ, que considera que la reforma no es suficiente y quiere medidas aún más restrictivas con la inmigración.
La enmienda legal se ha negociado durante meses, a pesar de la oposición de las organizaciones humanitarias, parte de la oposición e incluso de algunos diputados del partido socialdemócrata, ya que se convierte en una de las más restrictivas leyes de inmigración de Europa.
La ley prevé cerrar la frontera contra los inmigrantes
Así, la reforma permitirá al Gobierno austríaco declarar el "estado de emergencia" por un periodo de seis meses, prorrogable en tres ocasiones, y bloquear la entrada de refugiados en la frontera y las solicitudes de asilo si provienen de países vecinos, como Italia o Eslovenia, en los que no hay situaciones de violencia o persecución.
Además, la nueva normativa limita la concesión de asilo a tres años, tras los que se revisará la situación del demandante de protección, por si la situación que le llevó a huir ha variado: si el conflicto que le ha llevado a huir ha concluido, se le retira el asilo. También se restringe la reagrupación familiar y los beneficios sociales que conlleva, se agilizan las deportaciones y se da más poder a la Policía.
Austria, un país de 8,5 millones de habitantes, acogió el año pasado a 90.000 refugiados y este año el Gobierno se ha comprometido a aceptar a un máximo de 37.500. Según datos del propio Ejecutivo, es el segundo país de Europa que más refugiados per capita ha acogido, sólo superado por Suecia.
“No podemos acoger a todos los necesitados del mundo“
"No podemos acoger a todos los necesitados del mundo", ha señalado el nuevo ministro del Interior, Wolfgang Sobotka, quien ha argumentado que el Gobierno austríaco se ha visto forzado a aprobar esta normativa porque otros países europeos no hacen suficientes controles migratorios.
Críticas de Los Verdes y de la Iglesia
Por su parte, la líder de la formación ecopacifista Los Verdes, Eva Glawischnig, ha criticado que esta normativa supone "la supresión del derecho de asilo", una opinión que también comparte la Iglesia Católica, que la califica de "inaceptable".
Austria siguió, con Alemania, una política de puertas abierta a los refugiados el pasado otoño, pero a partir de principios de este año endureció su posición hasta el punto de forzar el cierre de la ruta de los Balcanes.
El endurecimiento de las políticas de inmigración, como reacción al ascenso del partido ultraderechista FPÖ, no ha impedido que el candidato de esta formación a la presidencia del Estado, Norbert Hofer, arrasara el pasado domingo en la primera vuelta de las elecciones, logrando el 35% de los votos. Hofer parte como el favorito para ser elegido nuevo presidente del país en la votación definitiva del 22 de mayo.
El Gobierno austríaco ha anunciado que a finales de mayo introducirá controles fronterizos, e incluso planea elevar una valla de 400 metros en el transito paso alpino de Brennero, lo que ha causado roces diplomáticos con Italia y críticas de la Comisión Europea.