Un brote de fiebre amarilla que comenzó en Angola el año pasado ha matado ya a 158 personas, una cifra que se ha triplicado desde febrero, que registró 50 fallecidos, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La organización advierte de que la enfermedad, transmitida a través de un mosquito, se está acelerando y además se han incrementado los casos de malaria, cólera y diarrea crónica en la capital, Luanda, y en otras ciudades.
Una de las principales causas que se barajan es la interrupción de los servicios de limpieza y de recogida de basuras, según informan las autoridades locales.