Israel ha cerrado la principal emisora de radio de la localidad de Hebrón este martes y ha militarizado drásticamente una parte de Cisjordania convirtiendo el área en un foco de disturbios.
La ciudad, a 30 kilómetros al sur de Jerusalén, es la mayor de Cisjordania. Contiene una población de 200.000 palestinos, y entre ellos, custodiados estrechamente por el ejército, un millar de colonos judíos en un espacio que parte el territorio de Hebrón en dos zonas.
En un checkpoint (puesto de control) fuertemente armado, los soldados guardan el acceso hacia el sector en el que vive la mayoría de los judíos. Con el gatillo a mano, inspeccionan cuidadosamente a todos los palestinos que cruzan, incluyendo a los escolares con sus mochilas, rechazando a algunos de ellos.
Una cerca de acero de gran altura con puertas giratorias en un solo sentido y una torre acorazada de vigilancia componen la instalación. En estos días, el lugar ha sido escenario de manifestaciones de palestinos que han arrojado piedras, quemado neumáticos y lanzado bombas incendiarias.
Un palestino lanza piedras con una honda en los disturbios de Hebrón REUTERS
Justo al lado, vendedores ofrecen berenjenas, plátanos y otras frutas y hortalizas, preparados para levantar sus tenderetes a toda velocidad al menor signo de violencia.
La rabia, en parte a causa del conflicto sobre la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, y en parte motivada por la sensación de que los esfuerzos pacíficos para acabar con la ocupación israelí no sirven de nada, ha alentado la violencia a lo largo y ancho de Israel, Jerusalén Este y Cisjordania desde el final de septiembre. Ahora el foco se traslada a Hebrón.
La ola de violencia ha dejado la muerte de once israelíes apuñalados, tiroteados o en otros ataques. Al menos 67 palestinos han muerto por los disparos de las fuerzas de seguridad israelíes, entre los que se incluyen 40 armados con cuchillos o de otro modo, según Israel. Muchos de ellos eran adolescentes.
Entre los palestinos muertos, 25 eran de Hebrón, incluyendo los muertos en las proximidades del checkpoint. Los soldados que vigilan el puesto son objetivo frecuente de los ataques con cuchillos.
“Hoy no ha habido apuñalamientos ni pedradas. Por el momento“
"Hoy no ha habido apuñalamientos ni pedradas", dice uno de los soldados al periodista con un gesto de alivio, antes de añadir: "Por el momento".
Cuando empezó la violencia, muchos de los ataques eran ejecutados por los "lobos solitarios", calificados así por el gobierno israelí, sin aparente coordinación con organizaciones políticas palestinas. Así había ocurrido anteriormente.
No obstante, eso ha cambiado en estos días. Al menos así parece en las manifestaciones con lanzamientos de piedras en el territorio de Cisjordania, nutridas por grupos políticos de participantes procedentes de las universidades locales. Es el caso de Hebrón, feudo tradicional de la organización islamista Hamás.
Habitantes de la zona afirman al periodista que la radio cerrada por Israel difundía mensajes incitando a la gente a manifestarse, pero también añaden que esto era algo normal y describen el carácter de la emisora como "liberal". "Ponen mucha música, es la favorita de todos", dice uno. El ejército israelí afirma que la emisora "glorifica los ataques contra israelíes".
Una ciudad dividida
Hebrón ha sido un foco de tensión entre judíos y musulmanes desde mucho tiempo atrás. Alberga un lugar sagrado dividido entre las diferentes confesiones: por una parte es conocido por los judíos como "La Tumba de los Patriarcas", donde se supone que están enterrados Abraham, Isaac y Jacob, así como sus esposas respectivas. Por otro lado, los musulmanes lo llaman el "Santuario de Abraham", donde se yergue la mezquita de Ibrahim.
El legado religioso de la ciudad la ha convertido en un punto de atracción para los colonos, que están firmemente determinados a consolidar la presencia judía. Desde que se instalaron en el centro de la ciudad, han reclamado fuertes medidas de seguridad, con unos 800 soldados como medida de protección.
Varios soldados israelíes toman posición durante los enfrentamientos en Beit Ommar, en Hebrón. EFE
“Nosotros los judíos, siempre estaremos aquí, nunco nos iremos“
Yaakob Sultan, un israelí de 21 años nacido en en el asentamiento, afirma que nunca se marchará. Trabaja como repartidor de comida rápida en la pequeña y enclaustrada localidad. Los palestinos le apedrean, dice, pero esto no le arredra. "Nosotros los judíos, siempre estaremos aquí, nunco nos iremos", afirma.
Al otro lado del checkpoint, una alfombra de piedras afiladas y cristales rotos tapiza el suelo, y sobre las paredes los graffis rezan: "Boicot Israel" y "Sionismo=Racismo". Issa Amro, un activista palestino por los derechos humanos, no cree que los colonos vayan a permanecer allí para siempre.
Son unos fanáticos, dice Amro, y muchos de ellos están implicados en actos violentos contra palestinos. Mientras conserven el apoyo, les funcionará el planteamiento.
“No pueden prolongar la ocupación sin segregación, y puedes observarlo, es segregación“
"No pueden prolongar la ocupación sin segregación, y puedes observarlo, es segregación", señala, haciendo un gesto hacia el puesto de control. "No se puede mantener eso, sobre todo en un mundo de redes sociales donde todo lo que haces es grabado". Y concluye: "En cuatro o cinco años los colonos se habrán ido".