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James Dean, 60 años de mito

  • Se cumple el 60 aniversario de la muerte del mítico actor

  • Con solo tres películas, su nombres es leyenda del cine

  • Philippe Besson se acerca al lado íntimo del personaje en Vive deprisa

  • La Noche temática dedica su programa a James Dean el 3 de octubre

LAURA G. TORRES
5 min.

"¡Vaya!, ¿qué demonios hace ese Ford? El conductor no parece saber adónde va. Más vale que nos vea". Estos pudieron ser perfectamente los últimos pensamientos que se le cruzaron por su alocada e inquieta cabeza, de pelo despeinado, a James Dean antes de empotrarse con su Porsche Spyder 550 contra el Ford Tudor cupé de 1950 que conducía Donald Turnupseed en el cruce de las carreteras 466 y 41 a la altura de Cholame cuando iba camino de Salinas (California). Era el 30 de septiembre de 1955. Donald tenía 23 años y solo se rompió la nariz y se lastimó el hombro izquierdo. James Dean tenía 24 años, se rompió el cuello, falleció en el acto y nació el mito.

"Vi al Spyder llegar de frente, bajaba de las colinas, daba la impresión de que circulaba a toda velocidad, pero era una imagen imprecisa, debido al calor que reverberaba. Lo que pasó es que dudé un momento. Solo unos segundos. No debería haber dudado". Pudo haber pensado Donald.

O eso juega a imaginar el novelista francés Philippe Besson en Vive deprisa (Alianza Literaria, 192 páginas, 18 euros) que sale a la venta en España coincidiendo con el 60 aniversario de la muerte de este malogrado actor y en el que nos acerca a su vida a través de un relato construido a modo de falso documental, contando su biografía a través de supuestos testimonios de quienes le conocieron, le amaron, le odiaron o se cruzaron alguna vez en su camino, incluido el propio James Dean.

Voces ficticias para una biografía

En esta biografía ficticia, Philippe Beson da la voz desde a Mildred y Wilton Dean, los padres de James Byron Dean (1931-1955), y sus tíos Ortense y Marcus, a su primera profesora de arte dramático en la escuela, Adeline Brookshire, pasando por actores como Marlon Brando, Natalie Wood o Elizabeth Taylor, para dibujar un íntimo retrato de Jimmy.

Besson nos invita a imaginarnos su sufrimiento cuando su madre murió cuando Dean solo tenía 9 años, al que también añadió el que su padre lo mandase a vivir con sus tíos y se separase de él. O cómo se inició en la danza y la música alentado por su madre o los consejos de la profesora que le dio sus primeras clases de arte dramático en Fairmount y descubrió un don en ese chico de 14 años que prefería actuar a jugar al baloncesto, pese a exponerse a comentarios maliciosos de sus compañeros. Su primera obra de teatro en el colegio sería Mooncalf Mugford y tras ella llegarían muchas más.

También descubrimos, por boca de un vendedor de motocicletas, cómo por sus 15 años su tío le regaló una CZ checa a cuyos mandos James Dean empezó a dar rienda suelta a la pasión por la velocidad que le acabaría costando la vida.

De boca de Elizabeth McPherson, profesora suya del colegio en Fairmount, conocemos que mantuvo relaciones con su alumno. Y a otra Elizabeth, Taylor, James Dean le confesó que el pastor de su iglesia abusó de él sexualmente cuando era un niño después de morir su madre: "Durante el rodaje [de Gigante], nos quedábamos despiertos hasta las tantas, hablando toda la noche. Fue entonces cuando me dijo que a raíz de la muerte de su madre el pastor de su iglesia empezó a abusar de él. Creo que lo atormentó toda su vida".

Del anuncio de Pepsi-Cola a Hollywood

El primer contrato de James Dean sería para un anuncio de Pepsi-Cola en 1950 por el que cobró 10 dólares y que le permitió obtener el carné del Sindicato de Actores. Luego empezaría a encadenar pequeños papeles en series de televisión de la CBS, la NBC o la ABC. En Broadway interpretaría dos obras, See the jaguar, en 1952, y The inmoralist, en 1954, con muy buenas críticas a su intepretación que acabarían abriéndole la puerta de Hollywood.

En 1954 James Dean comenzó a rodar su primer largometraje como protagonista, Al este del Edén (1955), interpretando al joven atormentado Cal Trask bajo las órdenes de Elia Kazan, que se quejó de lo difícil que era trabajar con el actor, aunque se rendía a su talento, igual que la crítica al día siguiente del estreno: "James Dean está destinado a una carrera deslumbrante", rezaba el New York Daily Mirror. El papel le sirvió para obtener la primera nominación al Oscar a un actor protagonista a título póstumo de la historia de la Academia de Hollywood en los Oscar de 1956.

Después rodaría Rebelde sin causa (1955), dando vida al joven Jim Stark, que hacía honor al título de la película, bajo las órdenes de Nicholas Ray y junto a Natalie Wood. La cinta fue un éxito, pero Jimmy tampoco lo sabría nunca porque falleció antes. Tampoco estuvo allí para ver el estreno de su último largometraje, Gigante (1956), junto a Elizabeth Taylor y Rock Hudson y dirigido por George Stevens, ni su segunda nominación al Oscar a mejor actor en 1957.

Su corta pero meteórica carrera en Hollywood la compaginó con las carreras sobre cuatro ruedas de las que era apasionado. Hacia una de ellas que tenía en Salinas se dirigía el fatídico 30 de septiembre de 1955, cuando a las 17.15 horas aproximadamente hizo triste honor a la famosa cita de la novela de Willard Motley Llamad a cualquier puerta: "Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver".

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