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'Hablar', un retrato de la "estupefacción" de los españoles en un solo plano

  • Oristrell ha dado el pistoletazo de salida al Festival de Cine Español de Málaga

  • Es un film rodado en dos días y sin cortes a lo largo de apenas 500 metros

AGENCIAS
5 min.

'Hablar', la original propuesta cinematográfica rodada en un solo plano secuencia de 79 minutos con la que Joaquín Oristrell ha dado el pistoletazo de salida al XVIII Festival de Cine Español de Málaga es, en realidad, un retrato de la estupefacción de la España de hoy.

"Y de los que vivimos estupefactos cada vez que encendemos la tele o abrimos un periódico para ver las noticias (...): estupefacto ves cómo meten en la cárcel a un señor muy importante o intentas entender por qué otro señor estrella un avión contra una montaña. Estupefactos de no saber dónde estamos", ha dicho el director, que ya se llevó la Biznaga de Oro en 2001 por 'Sin vergüenza' (2001).

Oristrell (Barcelona, 1958) ha llegado a Málaga con parte del equipo de 'Hablar', un film peculiar rodado en dos días y sin cortes a lo largo de los apenas 500 metros que separan en Madrid la boca de metro de Lavapiés de la sala Mirador, donde Cristina Rota tiene su escuela.

Una mujer que habla por un móvil hasta que decide callarse y tirar el teléfono a la basura; una profesora de literatura olvidada y defraudada por la vida que ya no dice nada; un joven aparentemente mal de la cabeza que suelta discursos filosóficos; una JASP con dos carreras y tres idiomas, sin trabajo, que aulla en la calle.

Un retrato del Madrid actual

Y así continúa 'Hablar', con treinta historias más, de la falta de comunicación al dolor de la pérdida, y del hambre a la única esperanza del amor o la amistad. Es un viaje entre el teatro y el cine que retrata al Madrid actual y refleja los problemas y las preocupaciones de los personajes que entran y salen de la escena ante una cámara en permanente movimiento.

Se trata del cuarto intento rodado, ha comentado el director a Efe, preocupado solo por "la gente que estaba conmigo" e imbuido del mismo espíritu del resto del equipo, preocupado y "adrenalínico", porque el proyecto saliera adelante.

"Fue una tensión especial, como la que vives en las obras de teatro", considera el director de 'Inconscientes' (2004) o 'De qué se ríen las mujeres' (1997).

Rodada en medio kilómetro de recorrido

Durante 80 minutos y medio kilómetro de recorrido, 20 personajes en plena crisis económica, política y existencial hablan, discuten, ríen, lloran, amenazan, susurran, gritan, roban, se citan, se enfadan, se abrazan y proponen al espectador una reflexión sobre el inmenso poder de la palabra.

"A partir de ahora, solo voy a rodar en plano secuencia", declaraba Carmen Balagué, que protagoniza uno de los fragmentos más divertidos de la cinta como madre del "adicto al porno" Miguel Ángel Muñoz, quien ha explicado a la prensa que aún no sabía por qué había elegido a aquel personaje, ni a qué se debía la coincidencia de que fuera precisamente el que Oristrell propuso para él.

Porque, según ha explicado el director, cada actor llegó con un texto y una propuesta de personaje, y Rota y él solo añadieron algunas creaciones por si era necesario.

Ha contado el director, apoyado por los tres hijos actores de Cristina Rota, Juan Diego, María Botto y Nur Levi, que la idea surgió en 2009 tras un seminario en la escuela de teatro (sala Mirador). "Lo que parecía una necesidad -el plano único- se convirtió en un ejercicio de estilo".

Lo cierto es que la película no decae, está bien hilvanada con los "personajes link", como los define Oristrell -a destacar, Sergio Peris-Mencheta-, y resulta milagrosa para cualquiera que conozca el barrio de Lavapiés, ya que se ha rodado mientras la gente del barrio seguía su vida durante un mes de agosto.

Además, Oristrell aborda temas "que están en la calle". "Parte de la estupefacción de la que hablaba antes es por la corrupción", explica este catalán. "Esto produce ausencia, orfandad y es parte de lo que quiere contar la película", resume.

Comenzó a fraguarse hace unos cinco años

Se trata de un proyecto que comenzó a fraguarse hace unos cuatro o cinco años, sin ningún interés más allá del "deseo creativo de rodar en un solo plano", según ha destacado el Oristrell. "No había ningún objetivo más que experimentar", ha apostillado, al tiempo que ha considerado que el momento que vive el cine español "permite hacer experimentos".

De hecho, ha asegurado que al comenzar a trabajar en ella, ni siquiera sabían que iba a convertirse en una película y mucho menos que acabaría en un festival de cine. En este punto, ha incidido en que el Festival de Málaga es "un muy buen test para una película" y ha resaltado que su público es "cinéfilo y generoso". "El premio ya es estar aquí", ha apostillado.

Con un presupuesto muy corto, gracias a las aportaciones altruistas de los actores, 'Hablar' puede "gustar o no", dice el director, pero "es un proyecto sin ayudas, sin subvenciones, movido solo por el deseo creativo de rodar. Era solo la necesidad, la oportunidad de expresarnos".

O, dicho de otro modo, de 'Hablar'.

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