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Un esqueleto hallado en Escocia podría ser el de un rey vikingo irlandés del siglo X

  • Varias circunstancias indican que se trata del rey Olaf Guthfrithson

  • Los restos se encontraron hace diez años en el este de Escocia

  • No puede hacerse análisis de ADN ya que no hay descendientes

RTVE.es
3 min.

Un esqueleto encontrado hace casi diez años durante una excavación arqueológica en Escocia -en el condado de East Lothian- podría ser el de un rey vikingo irlandés que vivió en el siglo X, Olaf Guthfrithson.

Así lo cree un historiador de la Universidad de St, Andrews (Escocia), Alex Woolf, quien publicará la hipótesis y los razonamientos que le han llevado a esta conclusión en un libro de la Sociedad de Anticuarios de Escocia el próximo año, según ha informado la propia universidad.

El rey Olaf, que se casó con la hija del rey Constantino II de Escocia, fue un rey vikingo de Dublín y Northumbria entre 934 y 941. Woolf cree que el monarca fue enterrado en el cementerio de Auldhame, en el mismo condado de East Lothian.

Identidad sin determinar

El experto de la Universidad de St. Andrews ha reconocido que "no hay manera de probar la identidad del joven enterrado en Auldhame", aunque cree que dada la fecha del entierro y los elementos encontrados en la tumba es "muy probable" que el fallecimiento esté conectado con un ataque que del rey Olaf en la zona.

Los restos hallados son los de un hombre adulto joven que fue enterrado con una serie de enseres que indican su alto rango y que incluyen un cinturón similar a otros que datan de la época vikinga en Irlanda.

Esa prenda de vestir también indica que el hombre perteneció o pasó tiempo con miembros de la casa de Ui Imar, la dinastía que reinó en zonas de la costa oriental irlandesa y de la occidental escocesa desde 917 hasta la mitad del siglo X.

Saqueos previos a la muerte de Olaf

Olaf Guthfrithsson era un miembro de la dinastía Ui Imar que en 937 derrotó a sus rivales nórdicos en Limerick y reclamó el trono de York. Asimismo, poco antes de su muerte, en 941, saqueó los pueblos de Tyninghame y de Auldhame, este último con una iglesia anglosajona y un cementerio que estuvieron en uso desde alrededor de 700 a 900.

En este sentido, la proximidad de la inhumación al lugar del conflicto, sumado a la edad del esqueleto y los artículos que se encontraron con el cuerpo, han llevado a pensar los arqueólogos e historiadores que tal vez se trate del joven rey irlandés o uno de sus seguidores.

Por otra parte, a falta de descendientes vivos conocidos, el análisis de ADN no se puede llevar a cabo para confirmar la identidad del cuerpo.

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