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Rusia maneja la llave del gas que consume Europa

  • El 30% del gas que consume Europa proviene de Rusia 

  • La mitad se transporta a través de los gasoductos de Ucrania

  • España, sin embargo, no consume nada de gas ruso

ESTEFANÍA DE ANTONIO / PATRICIA TORVISCO
4 min.

La crisis política en Ucrania ha reabierto el debate sobre la dependencia energética de la Unión Europea. Rusia maneja la llave del 30% del gas que se consume en Europa y la mitad se transporta por los gasoductos que cruzan Ucrania (ver mapa). Bruselas se plantea ahora la necesidad de mejorar la eficiencia energética y acelerar la  diversificación en el abastecimiento.

Estonia, Finlandia o Lituania dependen casi exclusivamente del gas ruso, mientras que para Alemania supone el 24% de sus importaciones,  aunque tiene su propia conexión, Nord Stream, y no todo procede de Ucrania. Francia e Italia son los otros grandes compradores.

El año pasado Rusia fue el tercer proveedor de petróleo de España que, sin embargo, no compra nada de gas ruso.  Tiene ampliamente diversificado el suministro gracias a una ley que limita en un 50% la dependencia energética de un solo exportador. En concreto, lo adquiere a 11 países. El 40 % llega por gasoducto desde Argelia o Noruega. Y el otro 60% lo importa por mar en barcos-metaneros. Viene de Nigeria, Perú y el Golfo Pérsico, entre otros, según los datos de Enagás.

Suministro garantizado a corto plazo

Ucrania importa todo su gas de Rusia y, hasta ahora, a buen precio. Pero esto cambiará en abril. Gazprom, el principal proveedor ruso, anunció que suspendía la rebaja del precio del gas a Kiev  por haber incumplido su acuerdo de pagar la deuda a tiempo. EE.UU.  tratará de paliar esta medida de presión con 1.000 millones de dólares  en subsidios y la Comisión Europea ha propuesto un paquete de 11.000  millones de euros para salvar a Ucrania de la quiebra.

A corto plazo, según los expertos, no habría problemas de abastecimiento. Hay reservas de gas y el invierno está acabando. La UE dispone de 40.000 millones de metros cúbicos de gas almacenado, una cantidad que equivale a la mitad de su capacidad total de almacenamiento, según fuentes de la Comisión de Energía. Pero los problemas aparecerían si Rusia cortara el suministro a Ucrania, como ya  ocurrió en 2009.

“Hay otros caminos para traer gas desde Rusia evitando Ucrania, como  la vía del norte que atraviesa el mar Báltico y llega a Alemania”,  explica Marta Margarit, de la asociación española Sedigas.

También se podria hacer a través de Bielorrusia o por la vía del sur,  en construcción, que llegará a Europa en 2015 por el Mar Negro a través  de Turquía. De ahí la importancia para Rusia de la península de Crimea.

La UE y Rusia, interdependientes

A corto plazo, la crisis de Ucrania ya ha provocado la subida de los  precios del gas, y esto podría afectar a la recuperación europea porque  su industria pierde competitividad frente a Estados Unidos. La UE, que discute hasta dónde llegar con las sanciones a Moscú tras la anexión de facto de Crimea,  es presa de la interdependencia económica y energética de Rusia. Y  Vladímir Putin lo sabe. Y también conoce la dependencia de la  economía rusa del mantenimiento de la exportación  de gas, controlada  principalmente por Gazprom, en cuyo consejo de  vigilancia ingresó en  2005 el excanciller alemán Gerhard Schröder, gran  amigo de Putin.

De ahí que el debate para desarrollar una hoja de ruta que reduzca la dependencia del gas ruso sea un estrategia a largo plazo enormemente dañina para el primer productor de gas del mundo.

España, puerta natural del gas norteafricano

Las alternativas al gas ruso estarían en el Golfo Pérsico: Arabia Saudí y Catar o Argelia. Ahí, explican los expertos, podría jugar su baza España, puerta natural de entrada del gas procedente del norte de África.

“Para ello seria fundamental convencer de una vez por todas a la Comisión Europa de que las interconexiones gasistas de España con Francia y con destino a la Unión Europea serían la forma más rápida y más barata y de afrontar un desabastecimiento”, explica Gonzalo Escribano, director del programa de Energía del Real Instituto Elcano.

La conexión con el norte de África a través del Midcat (interconexión de los sistemas de España y Francia) equivaldría al suministro de la mitad del gas que viene de Rusia a través de Ucrania. Un porcentaje que se incrementaría si se tiene en cuenta otra alternativa: la regasificación del gas natural licuado que puede llegar por barco.

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