Micrófono en mano, el popular boxeador Vitali Klitschkó lucha cada día por labrarse la reputación de líder opositor solvente frente al denostado Gobierno ucraniano. Sin embargo, el verdadero motor de los protestas no lo arranca ni él ni los otros dos dirigentes de la oposición, sino un movimiento ultranacionalista prácticamente desconocido. Hasta ahora.
Se hacen llamar Pravy Sektor (Sector de Derecha). Se organizaron hace dos meses, cuando miles de personas tomaron las calles de Kiev para protestar contra el Gobierno por haber rechazado fimar un acuerdo de asociación con la Unión Europea. Pero ellos tienen una agenda más violenta. Su objetivo es derrocar el gobierno de “ocupación” del presidente Viktor Yanukóvich. Si es necesario, por la fuerza.
‘Ucrania, para los ucranianos’ sería su lema. En su mayoría son jóvenes llegados de diferentes regiones de Ucrania, hablan ucraniano y ruso, y tienen una ideología de derechas. También incluyen en su seno a fanáticos aficionados al fútbol, y organizan sus acciones de protestas en Internet a través de Facebook y otras redes sociales. Son los que han incendiado las barricadas de la plaza de la Independencia.
Pretenden dar el poder del gobierno al pueblo, sin el menor rastro de la influencia rusa. No comparten el entusiasmo europeísta de la oposición moderada, ya que ven a Ucrania como un Estado fuerte e independiente.
“Nosotros, los nacionalistas, tenemos que derribar al régimen de la ocupación interna mediante una revolución, no hay otra forma de hacerlo”, asegura uno de los líderes del grupo, Andriy Tarasenko, de 31 años, en una entrevista para la agencia France Presse en Kiev.
La oposición moderada, marginada
El viceministro de Interior ucraniano afirmó esta semana que había al menos 500 activistas del Sector de Derecha y grupos similares viven en edificios municipales ocupados en Kiev.
Se les considera una rama de Tridente, un grupo basado en los “principios del cristianismo tradicional de Ucrania y en la ideología del nacionalismo ucraniano”. Y se inspira en el controvertido líder rebelde del Ejército Insurgente Ucraniano (UPA), Stepan Bandera, que luchó contra las autoridades soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial e incluso en la década de 1950.
No quieren cooperar con ninguno de los partidos de la oposición, a los que acusa de ser incapaces de enfrentarse a las autoridades de manera efectiva. No tiene ningún vínculo con el tradicional partido nacionalista Svoboda (Libertad) y su líder, Oleg Tyagniybok, que ha tomado un perfil mucho más bajo en los últimos días.
A Tyagniybok, como a Klitschkó, líder del partido UDAR (Golpe), y Arseniy Yatsenyuk (dirigente de Patria), les ha pillado por sorpresa la deriva que tomaron los enfrentamientos el pasado domingo y que este miércoles se tradujeron en las primeras víctimas mortales. Culpan a las autoridades de los disturbios, pero condenan el uso de la violencia por parte de los manifestantes.
Los tres dirigentes han sido incapaces de lograr un cambio y ven cómo las protestas se radicalizan y escapan a su control.
“Esto es la guerra”
El endurecimiento de las leyes de manifestación fue el catalizador que devolvió la furia a las calles ucranianas. Pero, ahora, el Sector de Derecha no cree que la retirada de esas restricciones o la satisfacción de otras demandas de la oposición solucionen la crisis política. Su líder defiende que la dimisión del Gobierno es ya la única salida posible.
“La gente vino a Maidan para deponer este Gobierno. Todos los otros requisitos no son interesantes”, afirma Tarasenko.
“No tenemos opciones. Estamos tratando con criminales que secuestran a gente y la matan”, añade, acusando al Ejecutivo de cometer violaciones de derechos.
“No hay concesiones posibles con esta panda. Les ganaremos o nos destruirán”, asegura. “Esto es la guerra. Yanukóvick debería dimitir. Esa es nuestra demanda”.