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Festival de San Sebastian 2013

Veinte años tras el horror no son nada

  • Atom Egoyan presenta un sórdido misterio real sin resolver de 1993

  • Jasmila Zbanic viaja a Bosnia tras las huellas de las masacres de 1992

ESTEBAN RAMÓN
3 min.

Condenados, recreación de un conocido misterio sin resolver en EE.UU., es la propuesta del canadiense Atom Egoyan en la competición de la Concha de Oro. En 1993, tres niños fueron brutalmente asesinados en West Memphis, Arkansas.  La pequeña comunidad encontró rápidamente los culpables en tres adolescentes amantes de la música heavy y el esoterismo. La caza de brujas, llena de evidencias circunstanciales, condenó a los tres chivos expiatorios a cadena perpetua. Hace dos años fueron liberados a causa de la debilidad de las pruebas aunque técnicamente siguen siendo considerados culpables.

En EE.UU, el caso de los tres de West Memphis ha dado origen a cuatro documentales, numerosos libros e infinidad de web. ¿Por qué atrajo a un autor como Atom Egoyam? "Vemos la naturaleza de la comunidad cuando se enfrenta a una transgresión tan horrible contra tres jóvenes y tiene que buscar unos culpables”, dice el director. “Hay una urgencia de resolver cuanto antes, un sentimiento inquietante cuando no existe una respuesta clara. La película muestra más que nada la fuerza emocional de la superstición”.

Colin Firth (doblete en Donostia), como un investigador privado que estudio el caso por iniciativa propia, y Reese Witherspoon, como una de las madres de los niños, interpretan a los dos personajes que perciben que la realidad no es como la cuentan.

Es muy extremo, casi mitológico. No existen pruebas  en la escena del crimen”, dice Egoyan. Condenados se emparenta argumentalmente con obras maestras del director como Exótica (en la comunidad que busca un desaparecido) y El dulce porvenir (en la comunidad dolida), pero está  alejado sus mejores trabajos y no parece contar para el palmarés final. “Lo me interesaba”, dice Egoyam, “es poner al espectador en el lugar de querer una resolución y no encontrarlo. Te lleva a un lugar único. Es un material muy interesante a nivel dramático”.

La mirada del turista a la guerra de Bosnia

Si lo de West Memphis fue un caso sórdido, lo de Visegrado (Bosnia) en 1992 fue directamente el horror: 200 mujeres fueron violadas y asesinadas en un hotel que, todavía hoy, permanece abierto.  For those who can tell no tales (es decir, los muertos) recuerda desde una mirada distanciada aquellos hechos.

La directora Jasmila Zbanic se asoció con la actriz y productora teatral australiana Kim Vercoe, para utilizar una historia real de la segunda: De turismo por Bosnia, cayó por casualidad en el hotel y sufrió una noche de insomnio por la atmósfera turbia que envuelve al pueblo. Cuando investigó descubrió el silencio y la negación de la masacre por parte de la comunidad. “Forma parte de la vida diaria: comunicamos muy poco y de manera muy falsa, no hablando de la que sucedió”, explica Zbanic.

Visegrado es el escenario de la novela  Un puente sobre el Drina, del premio Nobel Ivo Andric. El puente, símbolo de lo eterno en el libro, fue también escenario de asesinatos y violaciones masivas. Rodando en Visegrado, Zbanic ejecuta un ejercicio valiente sobre la memoria de los serbiobosnios que, probablemente, no pueda verse en muchas partes de su país.

“Queremos mostrarlo en Bosnia aunque no sea bien recibido.  Mi anterior película no se pudo mostrara allí”, dice la cienasta, ganadora del Oso de Oro en Berlín en 2006 por Grbavica.

For those who can tell no tales (en el límite entre documental y ficción según su directora) y su valor de denuncia podrían rascar premio en Donostia, que se prepara desde ya para la llegada esta noche de Hugh Jackman y la entrega el viernes del segundo Premio Donostia del Festival.

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