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Testimonios III

Cándido Ibar, padre del único español condenado a muerte: "Si lo has matado, no hay vuelta atrás"

  • Su hijo Pablo Ibar está condenado a muerte en Florida, Estados Unidos

  • Ahora ocupa la celda de Joaquín J. Martínez, que salió del corredor hace 12 años

GONZALO CARETTI
5 min.

“El miedo devastador, degradante, que se impone durante meses o años al condenado es una pena más terrible que la muerte"

Albert Camus, Reflexiones sobre la pena capital.

“Me miró y me dijo: papá, yo ya he muerto”, recuerda Cándido Ibar. Era julio del año 2000. Un jurado de Florida acababa de dictar la peor sentencia que un padre puede escuchar: pena de muerte para su hijo. Por ella Pablo Ibar es el único español que permanece aún en un corredor de la muerte.  “Yo le dije, tranquilo, ya buscaré alguna manera… Y no tenía ni una ligera idea de qué hacer”, añade.

Aquellos fueron los comienzos de una larga batalla que aún continúa. Desde entonces, Cándido Ibar lleva años luchando sin descanso, junto con la mujer de su hijo, Tanya, para lograr la anulación de la condena.

Pablo Ibar mantiene su condena a muerte por tres asesinatos tras varios juicios en Florida. La prueba determinante fue un vídeo en blanco y negro grabado por una cámaras de seguridad. En el aparecen dos individuos con el rostro cubierto que le luego se descubren. Una imágen de muy mala calidad, pero la Fiscalía aseguraba que no había lugar a la duda razonable, que era Pablo Ibar. Él, su familia y su defensa, lo niegan, pero el jurado lo avaló.

Aquella sentencia ha sido también una losa para su familia.  “Fue como una caída mortal. Recuerdo cuando le agarraron cerca de mí... Fue muy duro, yo me preguntaba... ¡Pero, cómo! ¡Un hijo mío en esa situación!”, comenta a RTVE.es.

"Algunos dicen que soy la amante de un asesino, de un condenado a muerte, pero esa no soy yo, soy una esposa que apoya a su marido", se lamenta Tanya, la mujer de Pablo. “Lo más importante es que sé que Pablo es inocente, y que hay que estar firme”, añade.

El año pasado, un juez de Florida rechazó el recurso en el que la defensa solicitaba que anulara la sentencia y ordenara repetir, el juicio contra Pablo Ibar por el que fue condenado a la pena capital. Pero su familia no se rinde. “Final solo hay uno: hay que sacarle”, comenta Cándido. “Ni confiado ni desconfiado, es una determinación”.  Dure lo que dure “seguiré al lado de mi marido”, añade Tanya.

Joaquín José Martínez, el caso de la esperanza

En la memoria Cándido y Tanya un caso alienta sus esperanzas: El del español Joaquín José Martínez, que salió del corredor hace ya 12 años. José  El destino les une, además, por una macabra coincidencia: Pablo Ibar ocupa ahora la celda del corredor que Joaquín ocupó durante tres años.

Los tres guardan ahora una estrecha relación. “Cuando veo a Cándido, me recuerda mucho a mi padre, y todo su sufrimiento”, dice Joaquín a RTVE.es. “Quiero darles ánimo, decirles que no están solos”.

De sus años en el corredor, Joaquín recuerda las escenas de los familiares todavía con dolor.  “A mí me han marcado mucho las caras de esos hijos que decían: papá, nos vemos la semana que viene. Veía como esas personas y los suyos dejaban de estar, iban siendo ejecutadas y pensaba…Espero que eso no me pase a mí. Lo demás se puede superar, pero esas imágenes se han quedado grabadas en mi mente”, dice.

Han pasado 12 años desde que consiguió su libertad y aún hoy, comenta, las secuelas le persiguen. “Tengo que asegurarme de que las puertas se abren y se cierran bien. Yo no podía abrir ni cerrar una puerta. Cuando yo salí, veía las puertas, y me quedaba quieto. Casi frenaba”.

Joaquín creía en la pena de muerte antes de vivir la experiencia. “Desde muy pequeño siempre creí que la pena de muerte era, no una forma de acabar con el crimen, sino una forma de cerrar un capítulo para las familias de las víctimas, que sería una manera de que al final encontraran alivio. Pero luego hablas con muchos familiares y te cuentan que ese alivio nunca llega. No creo que exista nada que pueda aliviar el dolor”.

La muerte “es irreversible”

En 2012, 682 personas han sido ejecutadas en 21 países. Lo han recordado estos días en el V Congreso Mundial contra la Pena de Muerte celebrado en Madrid. La cifra podría ser mayor, ya que de algunos países, como China, no hay cifras oficiales. Para Cándido Ibar, una muerte ya es demasiado.

“Después de ver tantos casos en los que estaban seguros de que era culpable y que al final se ve que no… Si lo has matado, no hay vuelta atrás. Y una muerte ya es una de más”. La muerte “es irreversible”, añade José Joaquín Martínez, que aún se estremece cuando las preguntas le obligan a recordar aquellos años.

Ahora lucha junto a Cándido y Tanya Ibar para evitar que Pablo, uno de los cientos de condenados del mundo, se convierta en “el primer español asesinado legalmente”.  La esperanza, aseguran, nunca puede perderse. “Que la próxima vez que nos veamos sea en una entrevista con Pablo, aquí en Madrid”, se despide Cándido.

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