Si a un alemán le dijeras hoy “en España, los políticos están discutiendo para ver si llegan a un pacto para implantar el Kurzarbeit”, la sorpresa sería mayúscula. “¡Pero cómo!, después de cinco años de crisis y tres millones de empleos perdidos aún están en esas, pensando en implantar el modelo alemán de rescisión temporal de empleo?”, se preguntaría el alemán.
Es evidente que lo que España necesita en este momento es un plan de creación de empleo, porque la destrucción ha sido ya tan grande que difícilmente pude ir a mucho más sin que el país se incendie por completo.
Voy a decirlo claramente aunque muchos se llevarán las manos a la cabeza: España en este momento necesita copiar el modelo alemán de creación de empleo en las pequeñas y medianas empresas (y no hablo de los minijobs). Las empresas alemanas de menos de 10 trabajadores están exentas de pagar indemnización por despido.
Así de sencillo. La esperanza de creación de empleo ahora mismo en España está en los emprendedores y en la recuperación de las pequeñas y medianas empresas que son el 90% de las empresas españolas, generan el 80% de los empleos y representan el 65% del PIB.
Plan de emprendedores
El plan de emprendedores del Gobierno ha cambiado radicalmente el panorama a la hora de fundar una empresa en España, eliminando burocracia, facilitando y abaratando trámites, pero no veo por ningún lado cómo un emprendedor o empresario familiar puede convencerse de que puede contratar 2,3,6 o 10 trabajadores para su empresa sin tener que preocuparse de que, si la empresa va mal, se arruinará pagando indemnizaciones por despido.
Evidentemente, una norma así supone hacer saltar por los aires una regla sagrada del derecho laboral español. Pero, si se hubiera puesto antes, seguramente también se habría ahorrado mucha destrucción de empleo. Si en la reforma laboral hubiera figurado esa posibilidad, al tiempo que se mantenían los derechos adquiridos para los trabajadores, quizá las empresas habrían tenido menos estímulos para despedir y más estímulos para contratar. Que de eso se trata.
Las reformas laborales (la del PSOE y la del PP) que se han puesto en España en los últimos años sólo tenían un objetivo: abaratar el despido. Se pensaba que, si abaratamos el despido, las empresas no tendrán inconveniente en contratar. Evidentemente todos hemos comprobado que eso no ha funcionado.
En Alemania, la indemnización por despido en las empresas de más de 10 trabajadores no está regulada de forma tan rígida como en España, al final son los jueces los que deciden qué indemnización recibe el trabajador en función de la situación económica de la empresa, las causas del despido, la antigüedad, etc.
La crisis en Alemania solo destruyó 300.000 empleos
Cuando en Alemania la crisis de 2009 hizo retroceder el PIB en 5 puntos, ¡5 puntos!, las empresas alemanas apenas despidieron trabajadores. La crisis apenas costó a las empresas alemanas 300.000 empleos. No fue la legislación sobre indemnizaciones por despido lo que salvó el empleo en Alemania, sino varias razones.
Por un lado, quiero ponerla la primera, una “cultura empresarial alemana” de la cual tendríamos muchos que aprender. Cuando se funda una empresa en Alemania se funda para que dure cien años, no para dar un pelotazo, venderla y a otra cosa mariposa. Desgraciadamente la cultura del pelotazo en España fue algo más que recalificar terrenos o especular en bolsa. Contaminó muchos campos de la actividad económica.
La vocación de permanencia de la empresa alemana invitó a los empresarios a conservar la mano de obra cualificada, retenerla hasta el final de la crisis para que, cuando el panorama escampara, les cogiera con mano de obra cualificada, formada durante años en la empresa.
Naturalmente, a practicar esa “cultura empresarial” ayudaron muchas circunstancias que no se daban en España. Los empresarios alemanes se encontraron con que los costes laborales eran bajos gracias a una década de congelación salarial, al contrario que en España donde los costes laborales habían subido mucho en los años de bonanza.
Los empresarios alemanes, al contrario que los españoles, no percibieron la crisis como una oportunidad de deshacerse de plantillas caras, al revés, hicieron todo lo posible por mantener plantillas de por sí baratas y cualificadas.
Reducción temporal de empleo
El Kurzarbeit fue la solución puente que salvó a las empresas alemanas. En el año de fuerte recesión, 2009, se llegó a 1.200.000 trabajadores a los que se les aplicó el Kurzarbeit. ¿Porqué no lo hicieron las empresas españolas? Porque el Kurzarbeit no hay que inventarlo en España: ¿qué son si no los expedientes de regulación de empleo parciales por lo que una empresa pude enviar a los trabajadores a casa durante unas horas al día, unos días a la semana, o unos meses cuando no hay trabajo en las factorías porque fallan los pedidos y el Estado se encarga de pagar los salarios (el paro) hasta un 60%?.
Desconozco porqué las empresas españolas no lo usaron. Pero sospecho que, si no lo hicieron, aparte de por posibles rigideces administrativas, fue porque tenían unas ganas locas de deshacerse de plantillas que ellos consideraban “caras” y, en cuanto tuvieron a mano las reformas laborales, se lanzaron de lleno a “sanear” laboralmente sus empresas.
El cálculo debió ser, más o menos así: tengo una reforma laboral que me permite deshacerme de trabajadores que cobran más de lo que creo que deben cobrar y que hasta ahora para deshacerme de ellos tendría que darles 45 días por año, así que, antes de que cambie la ley otra vez, voy a aprovechar el momento para “empezar de cero”. Esa sensación se extendió como una corriente eléctrica por todo el tejido productivo metiendo a la economía en una espiral, un círculo vicioso que nos ha llevado hasta el fondo.
Volver a crear empleo
Pero todo eso está hecho y ya no hay remedio. Ahora lo que hay que hacer es empezar de cero y volver a crear empleo como sea. ¿Empleo barato? No hay más remedio, no se puede pensar en empezar a crear empleo con salarios altos. ¿Empleo temporal? Bienvenido sea, ya que ahora mismo el empleo fijo es casi una utopía.
Hace años que me pregunto cómo ningún partido, ni la CEOE, ha llamado la atención sobre esa norma que excluye a las empresas de menos de 10 trabajadores de pagar indemnizaciones por despido. A primera vista suena a “ultraliberalismo”. Pero pensemos en un pequeño empresario familiar, un fontanero, carpintero, restaurador, comerciante, al que se le abriera la posibilidad de contratar sin la carga de la indemnización por despido. ¿No sería un estímulo?
Naturalmente, eso sería un modelo que a largo plazo, como es el caso de Alemania, necesitaría correcciones. Pero las correcciones producen mucho menos dolor cuando la economía va bien. Ahora toca tomar medidas audaces.