El Ministerio de Exteriores nipón ha llamado a consultas al embajador chino en Japón tras la incursión de ocho embarcaciones chinas en aguas de las disputadas islas Senkaku/Diaoyu administradas por Tokio y reclamadas por Pekín y Taiwan, mientras que otros dos se han mantenido en aguas contiguas. Esto supone la mayor incursión marítima desde que se elevó la tensión en las disputadas islas el pasado mes de septiembre.
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, ha advertido que su país echará a los navíos chinos "por la fuerza" si desembarcan sobre las islas Sensaku, informa France Presse.
El ministro portavoz de Japón, Yoshihide Suga, ha considerado "extremadamente lamentable" la nueva incursión que se produjo a las a las 8.00 hora local (23.00 hora peninsular), tras la visita de algunas autoridades niponas al polémico santuario tokiota de Yasukuni, que China considera símbolo de la opresión japonesa durante la primera mitad del siglo XX, informa Efe.
La visita de miembros del Gobierno a Yasukuni, que rinde homenaje a los millones de caídos de Japón durante conflictos armados entre 1853 y 1945 y a 14 notorios criminales de la II Guerra Mundial, provocó también la cancelación de la visita del canciller surcoreano, Yun Byung-se, a Tokio planeada para esta semana.
Escalada de tensión
La tensión en torno a las islas Senkaku se elevó el pasado mes de septiembre, cuando Japón compró a su propietario privado tres de las cinco islas del deshabitado archipiélago, situado en el Mar de China Oriental y de apenas 7 kilómetros de extensión. Se cree además que la zona en la que se encuentran las islas, cuya soberanía también reclama Taiwán (que las llama Diaoyutai), podría albergar importantes reservas de hidrocarburos.
Las incursiones de embarcaciones chinas a las aguas de las islas son muy frecuentes, y la de hoy ha sido la número 40 desde el pasado septiembre, según ha contabilizado Tokio.
Desde entonces, el conflicto ha provocado que las relaciones entre la primera y la segunda economía de Asia se hayan deteriorado, lo que ha afectado también a los intereses económicos de Japón en China, su primer socio comercial, y provocado manifestaciones antijaponesas