Irlanda, país rescatado hace dos años, asume este 1 de enero la presidencia semestral de una Unión Europea que desde entonces está sumida en una grave crisis económica que tiene al país insular como gran exponente de sus causas (burbuja financiera) y consecuencias (fundamentalmente, recortes sociales).
La historia reciente de Irlanda es la historia de la crisis de la deuda y de la eurozona.
En 2008, estalló la burbuja inmobiliaria y los grandes bancos del país se vieron en bancarrota. El estado los salvó inyectando grandes cantidades de dinero, lo que disparó el déficit público en 2010 hasta el 32% del PIB. De esa forma, en noviembre de ese año, Dublín se vio obligado a pedir la ayuda internacional y someterse a los dictados de la troika (Comisión Europea, BCE y FMI) a cambio de un préstamo de 85.000 millones de euros.
La factura de ese crédito, al que se han sumado al menos otros 30.000 millones en intereses, sigue causando problemas y Dublín volverá a incluirla en la agenda comunitaria, ya que es precisamente en 2013 cuando recibirá las últimas ayudas y a que el tema de la unión bancaria el que más intensamente se negocia en la UE en las últimas fechas.
Dos años de recortes
Pero, más allá de esa contabilidad y dado que nadie ha sido condenado en Irlanda todavía por los excesos de la banca, lo que sí está claro es quién ha pagado la factura en última instancia: la ciudadanía que ha sufrido las reformas exigidas por las propias instituciones europeas y el Fondo Monetario Internacional.
Reformas que se han traducido en el despido de uno de cada diez funcionarios, drástica bajada del salario mínimo (12%) y de las pensiones (10%), subidas de impuestos y de tasas, como las universitarias (un 25%) o creación de algunas nuevas, como la del agua; además de los grandes recortes de gasto en sanidad, educación y servicios sociales, que se mantendrán varios años. También están comprometidas nuevas subidas de impuestos.
Con esas medidas, el déficit se ha reducido (se espera que cierre el año en torno al 9%) y el país ya ha probado a financiarse con éxito en el mercado, aunque el riesgo persiste toda vez que la deuda sigue elevándose y está rozando el nivel que se considera insostenible: el 120% del PIB.
¿Crecimiento en 2013?
Por su parte, el paro sigue casi como antes del rescate, en torno al 15%, aunque en ligerísimo descenso respecto al año pasado. Y el conjunto de la economía ya no se contrae (el último indicador trimestral del PIB es del 0,0%). Son estos últimos datos a los que se aferran el gobierno de coalición irlandés (conservadores y laboristas) y las instituciones internacionales, que prevén para el año que viene la recuperación.
No obstante, otros analistas no creen que el país, con una economía basada en las exportaciones, salga tan fácil de la crisis mientras su principal cliente, la UE, siga sin crecer.
Deuda y crecimiento serán, por tanto, las prioridades de la política de la UE. En la primera cuestión, Dublín intentará que la eurozona complete la unión bancaria. Una vez aprobados los términos del supervisor único a la medida de Alemania, el plan continúa con la creación de un fondo de garantía común como paso previo a la recapitalización directa de los bancos, tan ansiada por España e Irlanda.
La pelea de los gobiernos de Enda Kenny y Mariano Rajoy será para que esa recapitalización a través del fondo de rescate europeo tenga carácter retroactivo, lo que les permitiría que los préstamos recibidos no computasen como deuda pública y, de esta forma, se relajasen los recortes exigidos a estos estados. Pero de nuevo Alemania, secundada por los igualmente saneados Holanda y Finlandia, no está por la labor.
Respecto al crecimiento, las esperanzas se centran en el plan de empleo que ha lanzado la Comisión Europea y que pretende que los jóvenes reciban una oferta de trabajo o formación en los cuatro meses siguientes a quedar en paro o terminar sus estudios. Aquí también España e Irlanda van de la mano.
Debates encallados en Bruselas
Con todo, el debate que centrará una primera cumbre extraordinaria de líderes, previsiblemente en febrero, será el de los presupuestos plurianuales de la UE para el periodo 2013-2020, tema que ya se debería haber cerrado en la cumbre de noviembre.
Sí está ya listo y en vigor desde este 1 de enero el pacto fiscal que instaura la austeridad por ley (en España mediante la reforma constitucional de 2011), una política que está generando un creciente rechazo social y no solo en los países rescatados.
Hace unas semanas, el 14 de noviembre, Europa ha vivido la primera gran huelga en varios países... pero no en Grecia, donde las movilizaciones son continuas pero la situación es ya desesperada a pesar de los sucesivos rescates y las quitas. Diversos economistas y los movimientos sociales abogan por un impago equitativo como única alternativa para este país y otros países, incluidos España e Italia.
A caballo entre las causas de las crisis griega e irlandesa, Madrid y Roma también centrarán las miradas de la UE, con las movilizaciones constantes en el primer país y las elecciones anticipadas en el segundo. En los dos casos, las previsiones de la Comisión y el FMI son negativas para 2013.
De esta forma, si la situación en los mercados se tensa, reaparecerá el debate sobre un rescate total de la economía española, que ya está sujeta a la tutela comunitaria por el rescate parcial para la banca que ha supuesto --como en Irlanda-- la conversión de la deuda privada en deuda pública hasta niveles que también están a punto de ser insostenibles.
En definitiva, que dos años después de los primeros rescates, la agenda irlandesa de la presidencia europea seguirá marcada por esa palabra.