No es otra masacre más de las que desangran Siria desde que la revuelta contra Bachar al Asad se transformara en una guerra civil. El escenario, un patio de colegio, y la munición, bombas de racimo, son la demostración de la deriva del conflicto.
La oposición siria, tanto el Observatorio Sirio de Derechos Humanos como la Comisión General de la Revolución Siria, ha denunciado la muerte de entre ocho y diez niños después de que un avión del Ejército sirio disparara bombas de racimo sobre un patio de juegos en el pueblo de Deir al-Asafir, a 12 kilómetros al este de Damasco. Las imágenes de vídeo tomadas por los activistas (++advertencia: pueden herir la sensibilidad del lector ++) y difundidas en YouTube muestran los cuerpos de los menores ensangrentados.
Siria ha prohibido la entrada al país a la mayoría de los periodistas, por lo que es difícil verificar tanto la autoría de los crímenes como si la munición que aparece en las imágenes fue utilizada contra los niños.
En el vídeo se ve a niñas tendidas en el suelo desgarradas por la metralla. A madres llorando desconsoladas sobre los cuerpos sin vida de sus hijos. Un coche traslada a más víctimas. En la parte trasera del vehículo hay dos niños muertos con heridas en la cabeza y en el rostro.
"Ha sido un bombardeo indiscriminado"
Residentes de Deir al-Asafir han confirmado a la agencia Reuters el suceso. "Ninguno de los fallecidos eran mayores de 15 años", ha aseguardo Abu Kassem, un activista del pueblo.
"No había combatientes dentro de Deir al-Asafir cuando se produjo el atentado. Están en las afueras. Éste fue un bombardeo indiscriminado", ha añadido.
Abu Kassem ha afirmado que las bombas lanzadas por los aviones de combate eran bombas de racimo. "Hemos recogido 70 de estos artefactos", ha señalado otro vecino.
La organización Human Rights Watch (HRW) denunció este mes que las fuerzas del régimen sirio había usado bombas de racimo en sus ataques en Homs, Alepo y Lattakia, así como cerca de Damasco, en su lucha por recuperar el terreno ganado por los rebeldes.
Las bombas de racimo son armas prohibidas por casi todos los países del mundo debido al gran número de bajas que provocan entre la población civil. Explotan en el aire, dispersando cientos de pequeñas sub-municiones en una zona amplia, con el fin de matar al mayor número de personas. Las sub-municiones que no estallan en el impacto pueden quedarse en tierra, matando o mutilando a civiles, a veces mucho tiempo después de conflictos bélicos, por lo que grupos de derechos humanos denuncian que su uso en zonas civiles puede considerarse un crimen de guerra.
Más de 100 países han prohibido su uso, almacenaje, transporte o venta en virtud de un convenio internacional que entró en vigor en 2010, pero Siria no lo ha firmado, como tampoco lo hecho Rusia, China y Estados Unidos.
Enfrentamientos en todo el país
Los bombardeos han continuado este lunes. Según los opositores, aviones de guerra sirios han atacado una sede de los rebeldes en la frontera turca, pero fracasaron en sus objetivos. "El comando conjunto (del Ejército Libre Sirio) está localizado en una escuela. Parece que lo han perdido. Había dos jets -uno de ellos era de vigilancia. Han estado sobrevolando la zona durante una hora", ha señalado un activista a la agenca Reuters.
Turquía ha solicitado oficialmente a la OTAN el despliegue de misiles en su territorio para protegerse de posibles ataques desde Siria.
En el norte del país, en la localidad de Idleb, se ha producido enfrentamientos intensos entre los leales al régimen del presidente y los insurgentes, según el Observatorio. En Deraa, en el sur, también se registraron combates en la zona de Al Sheij Meskin, así como bombardeos contra la localidad de Kahil, ha indicado la Comisión.
Los Comités de Coordinación Local han destacado que hubo varias víctimas, entre muertos y heridos, por el impacto de un proyectil en un mercado de Al Sheij Meskin.
Por su parte, la red Sham ha explicado que los efectivos del régimen intentaron irrumpir en el barrio de Al Basatin, en Damasco, lo que derivó en choques con los rebeldes.
La violencia se ha recrudecido en Siria en medio de la parálisis de los esfuerzos mediadores, que no han logrado poner fin a un conflicto que, según la oposición, se ha cobrado ya 40.000 vidas.