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Barack Obama, ante el reto de su propia leyenda

ESTEFANÍA DE ANTONIO
7 min.

Barack Obama ha llegado al final de la campaña a New Hampshire con la voz ronca, gesto cansado y con más canas de las que lució aquel 8 de enero de 2008, cuando pronunció el inolvidable discurso del Yes we can, el mejor de su carrera política.

Entonces, aquel joven senador de Illinois, pese a perder las primarias demócratas en ese estado frente a Hillary Clinton, tuvo la capacidad de emocionar e inspirar a millones de personas, voluntarios y donantes para que se unieran a su movimiento de “esperanza” y “cambio”. De esa derrota nació el primer presidente negro de la historia de EE.UU. 

Hoy la batalla es otra. Hace cuatro años, pidió que le dejaran hacer historia. Ahora, que le dejen terminar de escribirla. "Hemos llegado demasiado lejos para dar marcha atrás. Hemos llegado demasiado lejos para dejar que nuestros corazones desfallezcan”, ha afirmado en New Hampshire, uno de los estados clave que decidirán las reñidas elecciones presidenciales el próximo 6 de noviembre.

“Vamos a ganar esta elección. Vamos a terminar lo que empezamos", ha asegurado ante 14.000 simpatizantes.

Expectativas truncadas

Y lo que empezó hace cuatro años es un proyecto frustrado por la peor recesión en 80 años que amenaza seriamente su relección. Obama se enfrenta ante el espejo de su propia gestión, el mismo en el que se miró en el primer debate electoral, cuando un exultante Mitt Romney sacó lo peor de sus cuatro años en la Casa Blanca. 

El presidente no ha cumplido con las enormes expectativas que desató en 2008. Iba a ser el presidente regenerador de América y del mundo, pero se ha tenido que conformar con resolver problemas más mundanos: el paro, la sanidad, la burbuja inmobiliaria, las guerras de Irak y Afganistán. 

La recesión y un Congreso dominado por los republicanos no se lo han puesto fácil. La "paliza" en las legislativas de 2010 fue un síntoma de que al presidente se le acababa el tiempo. Y ese desgaste se hizo patente al inicio de la campaña cuando un Obama nervioso y apagado trataba, a la defensiva, de esconder las sombras de su mandato. 

Promesas cumplidas

Pero no todo han sido fracasos. Obama también ha logrado un importante historial de reformas sociales, una tímida recuperación económica y un EE.UU. mejor valorado en el exterior. A continuación, una muestra.

En esta hoja de servicios también hay que añadir algunas buenas, aunque breves, notas económicas: el crecimiento del PIB al 2% en el tercer trimestre y la mejoría del mercado de la vivienda. Este es el balance de su primera legislatura. Ahora los estadounidenses deben decidir si le dan una segunda oportunidad.

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