El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha confirmado que la institución comprará en el mercado secundario bonos de deuda soberana de corto plazo "sin límite" y sin ser un acreedor preferente, pero siempre que los países pidan el rescate. Además, ha mantenido sin cambios los tipos de interés en la zona del euro en el mínimo histórico del 0,75% y ha anunciado nuevas medidas de liquidez para la banca.
En su intervención tras la reunión mensual del consejo de gobierno de la institución, Draghi ha explicado este jueves las medidas "excepcionales" que anunció en agosto para paliar la crisis de los países en dificultades y que pasarán por la compra de bonos a través de un nuevo programa denominado de "transacciones monetarias directas" (TMD).
Draghi ha detallado que este plan estará sujeto a una “estricta condicionalidad”, empezando porque estará necesariamente ligada a la solicitud formal de un rescate por parte de los Estados miembros de la eurozona, lo que implicaría también si España lo pide la negociación de un nuevo memorándum (el firmado en julio era solo para el saneamiento de la banca).
Preguntado si podría considerarse que los términos de esa nueva financiación podrían considerarse como un "rescate suave" lo ha negado rotundamente y ha dicho que todos los programas previstos en los fondos de rescate contemplan objetivos macroeconómicos estrictos y una "condicionalidad total" e incluso ha recordado que se prevé la participación del FMI. En ese sentido, ha explicado que el plan se podrá activar también si el país pide el denominado "rescate precautorio", que ofrece un préstamo máximo del 10% del PIB, es decir, en el caso español aproximadamente 100.000 millones de euros.
El exfinanciero también ha explicado que pondrá fin a esas medidas a su discreción o cuando el BCE considere que el país no cumple sus compromisos.
"Eliminar distorsiones en el mercado"
En cuanto a detalles técnicos, ha dicho que los bonos que adquirirá en el mercado secundario (títulos ya emitidos) serán de un plazo de 1 a 3 años. Lo hará “sin límites” de cantidad y con el “mismo tratamiento que otros acreedores privados”, es decir, que renuncia a ser acreedor privilegiado. También ha dicho que el dinero invertido en este programa se retirará del sistema monetario (técnicamente, esterilización de la liquidez) y las compras se publicarán semanalmente.
Finalmente, ha precisado que este nuevo programa TMD pondrá fin al "programa del mercado de valores" (SMP, por sus siglas en inglés) por el que BCE compró bonos desde 2010 y hasta marzo de este año.
Con este nuevo programa, se pretenden solucionar las actuales “distorsiones severas en los mercados”, lo que está poniendo contra las cuerdas a países como España, que se basan principalmente en "miedos infundados" por parte de los inversores sobre la unión monetarias, según Draghi, que ha vuelto a afirmar la irreversibilidad del euro.
También ha dicho que el programa se ajusta "estrictamente” al mandato de la institución, a pesar de las objeciones que había puesto Alemania a un plan de características similares, como se había especulado en las últimas fechas. En este sentido, Draghi ha dicho que ha habido un voto discrepante en el consejo de gobierno del BCE, aunque no ha aclarado cuál.
Reacción positiva de los inversores
Con todos esos elementos, en la rueda de prensa Draghi ha dicho que "está en manos del Gobierno español solicitar ayuda" total o parcial para que la entidad compre bonos del Tesoro y baje su interés (y consecuentemente el de la prima de riesgo), aunque la primera reacción de los inversores ya ha sido positiva: la rentabilidad de la deuda española se ha relajado durante toda la sesión y lo ha seguido haciendo tras la rueda de prensa, de modo que ha pasado del 6,40% del miércoles al entorno del 6% esta tarde. Y las bolsas se han disparado (casi el 5% la de Madrid).
Mientras Draghi hablaba en Fráncfort, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, garantizaba ante la canciller alemana, Angela Merkel, que está de visita oficial en Madrid, que su Ejecutivo va a proseguir con sus reformas y recortando el déficit (y el gasto público). "No les quepa la menos duda", ha dicho.
Si bien los mercados parecen haber recibido bien estas decisiones, numerosos expertos e instituciones han criticado duramente la política económica llevada a cabo por las autoridades europeas --y en particular el papel del BCE-- en los últimos años en los que se ha agudizado la crisis.
Más liquidez para la banca
Además de ese plan para facilitar la financiación de los Estados, el BCE también ha aprobado dos medidas para mejorar la liquidez a la banca. En concreto, va a rebajar la exigencia de garantías que exige para prestar dinero en las operaciones de refinanciación de las entidades, de forma que aceptará cualquier activo avalado por los Estados, en este caso para los países sujetos a un rescate o al nuevo programa aprobado este día.
También permitirá a las entidades del resto de países que presenten como avales activos denominados en dólares, yenes o libras esterlinas, algo que ya hizo entre 2008 y 2010. Recientemente adoptó más medidas para facilitar el crédito a la banca, especialmente a la española.
Por otra parte, ha mantenido el tipo de interés de referencia de la eurozona en el mínimo histórico del 0,75% al que lo situó en julio. Numerosos analistas financieros habían previsto que los bajaría un cuarto de punto. Draghi ha dicho que se ha observado una pequeña desviación sobre la inflación prevista, pero espera que se corrija en breve.
En ese sentido, y como hace cada trimestre, el BCE ha revisado sus previsiones y en el caso de la inflación estima que cerrará el año en el 2,5% (una décima más que lo que preveía en junio); y en el 1,9% en 2013 (tres décimas más). Además, la institución cree que la economía del área euro se contraerá en 2012 una media del 0,4%, lo que supone tres décimas más de caída que en junio. Y para 2013 prevé un crecimiento sensiblemente menor, del 0,6% (frente al 1% que estimaba hasta ahora).