La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, han declarado este viernes su "determinación a hacer todo lo que sea necesario para defender a la zona euro", un mensaje idéntico al que la víspera lanzó el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y que viene a dar crédito a informaciones periodísticas según las cuales esa institución se está coordinando con los líderes de la UE para atajar la crisis de deuda.
Los mandatarios de las dos grandes potencias de la zona euro han emitido un comunicado que da cuenta de una conversación teléfonica entre ambos en un momento crítico para España, cuarta economía del grupo.
Solo unas horas antes, el periódico francés Le Monde anticipaba que los Gobiernos de la eurozona y el BCE están preparando una acción conjunta para intervenir en los mercados financieros y aliviar así la presión sobre los países en difultades para financiarse.
El periódico, que cita fuentes sin identificar, asegura que el BCE no librará solo la "gran batalla" para salvar el euro, sino que ha acordado con los líderes europeos lanzar una ofensiva común para poner en marcha los acuerdos de la última cumbre europea en la que los líderes aprobaron flexibilizar la capacidad de actuación de los cortafuegos de la zona euro: el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
En este sentido, el Gobierno español no ha confirmado esta operación, pero sí ha abierto la puerta a pedir que el fondo de rescate compre deuda. "El Ejecutivo está trabajando en dar debido cumplimiento a los acuerdos adoptados en el Consejo Europeo y que lleven a una mayor estabilidad en la eurozona", ha respondido la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría a las preguntas de los periodistas sobre esta posibilidad en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
Intervención en el mercado primario y secundario
Este jueves, Mario Draghi pronunció apenas una veintena de palabras que bastaron para calmar a los mercados. "El BCE hará todo lo que sea necesario para mantener el euro y créanme, esto será suficiente". Unas palabras que tuvieron un efecto bálsamico inmediato en los mercados, aunque este viernes la situación era más incierta.
De acuerdo con el plan detallado por Le Monde, el FEEF podría activar la compra de bonos españoles e italianos en el mercado primario hasta que el MEDE entre en vigor, previsiblemente a finales de septiembre si no se vuelve a retrasar.
Al mismo tiempo, el BCE impulsaría un programa de recompra de bonos en el mercado secundario (donde se compran y venden los bonos previamente emitidos) para que las tasas de interés no se disparen. "El BCE no va a ir sin los gobiernos: actuará si están dispuestos a activar el fondo de ayuda", señala un funcionario de la Unión Europea.
La ayuda no es gratis
El mensaje es claro y la jugada de Fráncort es maestra. La activación de la compra de bonos por los fondos del rescate requiere de una petición formal del Estado e implica la firma de un acuerdo dentro del memorando de entendimiento que compromete al Gobierno a nuevas condiciones específicas. Una vez más, la ayuda no es gratis, sino a cambio de reformas y esfuerzos de consolidación fiscal.
Aquí es donde, según Le Monde, radica el mayor obstáculo: convencer a un reticente Mariano Rajoy a que utilice los fondos. Hasta ahora, el presidente del Gobierno español se ha mostrado reacio a esta posibilidad por temor a caer (aún más) bajo la tutela de Bruselas. Madrid ya está sometida al control de la Comisión Europea y el BCE por el rescate del sector financiero y por su déficit excesivo, por lo que un acuerdo light sin tantas restricciones presupuestarias podría ser una solución intermedia.
Gracias al acuerdo marco que regula el préstamo de hasta 100.000 millones de euros que se concederá a España para la recapitalización de sus bancos, el Gobierno podrá disponer rápidamente de una parte de esos fondos para comprar deuda. Bastaría con que Madrid lo pidiese formalmente por escrito y el Eurogrupo y el FEEF lo autorizasen.
Hay, además, otra medida más espectacular aún: conceer una licencia bancaria al fondo de rescate europeo para que pueda aumentar su potencia de fuego con la garantía del BCE. De esta forma, los estados en problemas pueden tener acceso a un grifo de liquidez prácticamente ilimitado. Sin embargo, a Berlín y sus socios esta opción les puede escandalizar: se rompería un tabú al permitir que el BCE financie a los Estados, lo cual es contrario a los tratados. Si bien el BCE tiene una excusa -el futuro del euro- una línea roja aún por franquear.