Irlanda celebrará un referéndum sobre el pacto para reforzar la disciplina fiscal aprobado por 25 de los 27 miembros de la UE. Así lo ha anunciado este martes el primer ministro irlandés, Enda Kenny. Será el primer referéndum que celebra un país para decidir si adopta el tratado de vigilancia fiscal impulsado por Alemania.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea lograron un acuerdo sobre el pacto fiscal el pasado 8 de diciembre, liderado por Alemania, sin el apoyo de República Checa, que se ha unido a Reino Unido y ha rechazado adherirse al texto.
La Fiscalía General del Estado ha concluido que la adhesión de Irlanda al tratado modificaría su Constitución, en cuyo caso el Gobierno está obligado legalmente a celebrar una consulta popular. En el pasado, este condicionante legal ha dado serios quebraderos de cabeza a Dublín y Bruselas, y ha provocado diversas parálisis tras el rechazo de los irlandeses en las urnas.
Kenny ha explicado ante el parlamento irlandés que el referéndum planteará a los irlandeses "si ratifican el tratado de estabilidad europeo" . El "Taoiseach" (primer ministro) no ha desvelado la fecha de la consulta popular pero ha explicado que el Ministerio correspondiente comenzará en las "próximas semanas" con los preparativos, como el establecimiento de una "Comisión de Referéndum".
Dudas sobre el apoyo de Irlanda
Kenny, del conservador partido Fine Gael, se ha mostrado "confiado" en que el electorado entenderá la "importancia y necesidad" del tratado y que lo "apoyará enfáticamente con un sí a la continua recuperación y estabilidad".
El viceprimer ministro y titular de Exteriores, el laborista Eamon Gilmore, también ha confiado en que la ciudadanía irlandesa verá el plebiscito como un voto por el "crecimiento económico" en un texto europeo que prevé acabar con "el capitalismo de casino".
El apoyo de Irlanda a la Unión Europea se ha enfriado a lo largo de los tres últimos años debido a la contracción económica y los recortes presupuestarios exigidos a cambio del rescate financiero del país aprobado por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El electorado irlandés ya rechazó en 2008 en una consulta popular el Tratado de Lisboa, aunque un año después dio el "sí" a un texto modificado. Lo mismo sucedió en 2002, cuando los irlandeses aprobaron en las urnas el Tratado de Niza después de haberlo rechazado un año antes.
La UE y el FMI acordaron conceder un préstamo financiero de 85.000 millones de euros en noviembre de 2010, con la condición de que reestructurase su sistema financiero y saneara sus cuentas públicas.