Grecia está hoy un poco más lejos de la quiebra pero también de los estándares que una vez la consagraron como la cuna de la democracia. El rescate acordado por el Eurogrupo -de nuevo agónico, nocturno y melodramático- la salva de la bancarrota, pero la impone como condición la mayor cesión de soberanía de un Estado en tiempos de paz.
Una vez aprobada una mayor participación de los bancos privados en la quita de la deuda, la otra gran del parte del acuerdo fue solventar la disyuntiva entre vigilancia y soberanía. Al final se impuso el 'quien paga manda'.
"El rescate de Grecia se basa en unas condiciones estrictas: reforzar la vigilancia de Grecia e imponer una presencia permanente de la misión de las instituciones internacionales sobre el terreno". Así resumía el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, la clave para aprobar el segundo paquete de ayuda de 130.000 millones de euros. Tutelaje fiscal a cambio de dinero.
Además, el acuerdo incluye la creación de una cuenta bloqueada para satisfacer los pagos de la deuda y el compromiso firme de los dos grandes partidos griegos de la coalición de Gobierno de implementar las medidas de austeridad, más allá del resultado de las próximas elecciones, previstas en abril.
La enésima exigencia de la troika
Grecia ha cumplido hasta ahora cada una de las exigencias de la troika -Comisión, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional. Desde aceptar un Gobierno tecnócrata en detrimento de la soberanía popular hasta aprobar ajustes draconianos e impopulares, cada vez más severos y cada vez más contestados en las calles, que incluyen despedido de funcionarios y recorte de salarios y pensiones.
Sin embargo, los acreedores internacionales siguen sin confiar en la voluntad del Gobierno de Lukás Papadimos para aplicar los drásticos ajustes. De ahí, que hayan propuesto la "presencia permanente" de la troika en tierras helenas para definitivamente coger el timón y marcar el rumbo económico de Atenas.
“Por primera vez, me avergüenzo de ser griega“
Al final, aquella propuesta alemana de un 'eurocomisario' supervisor del gasto griego -tachada de "inaceptable" y "escandalosa" por algunos países europeos en la última cumbre- no ha ido tan desencaminada. De hecho, Berlín ha vuelto ha reiterar este martes la oferta de enviar a Grecia funcionarios administrativos y fiscales alemanes para ayudar a Atenas a cumplir con sus compromisos.
Pero estos argumentos son insuficientes para los griegos, que ven con creciente "indignación" y "vergüenza" las concesiones de sus dirigentes cumbre tras cumbre mientras el país se hunde en niveles de paro y miseria sin precedentes. Donde los ministros de Finanzas de la zona euro dicen "supervisión" y "ayuda", ellos solo ven "control" y más sacrificios.
"Somos como drogadictos que acaban de recibir su próxima dosis, esto es a lo que han reducido nuestro país", afirma Ioulia Ioannou, una enfermera jubilada de 70 años a la agencia Reuters. "Por primera vez, me avergüenzo de ser griega", añade.
Los griegos, entre la resignación y la humillación
El mismo ánimo respiran los periódicos. "El precio a pagar es alto", titula el diario de centro-derecha Ethnos. "Rescate con condiciones", afirma en su editorial el de centro-izquierda Tanea. Más duro es el tabloide Demokratia, famoso por publicar una imagen retocada digitalmente de la canciller alemana vistiendo en uniforme nazi: "130.000 millones en cadenas".
Ioannou, que vivió en los años 60 y 70 la Dictadura de los Coroneles, reconoce que que no sabe a quién votará en los próximos comicios. "Votaría a un nuevo partido si alguien valiente se animará a crear uno", señala esta votante del PASOK durante años.
Y es que el precio del rescate se lo cobrarán los ciudadanos en las urnas. El apoyo electoral a los dos grandes partidos griegos y actuales socios de Gobierno, el socialista Pasok y el conservador Nueva Democracia (ND), se ha hundido hasta mínimos históricos, según refleja una encuesta publicada este martes por los medios griegos y recogida por la agencia Efe.
“Votaría a un nuevo partido si alguien valiente se anima a crear uno“
Según un estudio del instituto demoscópico GPO, ND recibiría el 19,4 % de los votos y el Pasok, inmerso en luchas intestinas, el 13,1 %, con lo que ambos partidos han perdido dos puntos respecto a la encuesta de diciembre.
El Gobierno griego no quiere, por ahora, ni oir hablar de fechas de elecciones generales, porque antes debe afrontar una previsible votación de infarto del acuerdo del préstamo. Será antes del 15 de marzo, según ha informado el portavoz del Ejecutivo heleno.
Votaciones de infarto y un plan de crecimiento
Otras fechas clave en la senda del rescate son el próximo 27 de febrero, cuando el Parlamento alemán apruebe el nuevo paquete de ayudas y el 8 de marzo, el día elegido para lanzar el canje de bonos con los acreedores privados, una complejísima operación que supone la condonación efectiva del 75% de la deuda soberana griega.
Si consigue solventar con éxito estos plazos, podrá hacer frente al vencimiento de 14.500 millones de deuda el próximo 20 de marzo.
Sin embargo, este rescate es solo un balón de oxígeno que no previene al enfermo de sufrir una insuficiencia respiratoria más adelante. Reducir la deuda del 160% al 120,5% del PIB en 2020 no se podrá lograr si Grecia no encuentra una forma de volver a generar crecimiento y empleo en un entorno adverso de continuos recortes.
"Todo el mundo está pateando la lata en el camino; Europa está ganando tiempo, y Grecia está ganando tiempo también", señala el profesor de Economía, Theodore Pelagidis en el diario The Guardian. Pero cada vez hay menos tiempo que perder.