Irán ha accedido a que una misión del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) visite el país, probablemente a finales de enero, para aclarar las sospechas sobre el carácter militar del programa nuclear iraní.
La decisión aliviará, en parte, la escalada de tensión entre Teherán y las potencias occidentales, acentuada en los últimos días por la imposición de sanciones al sistema bancario iraní, y el despligue naval en el Golfo Pérsico.
La misión de alto nive, que se desplazará a Irán a finales "previsiblemente el 28 de enero", estará liderada por el inspector jefe y director adjunto de controles, el belga Herman Nackearts, el director asistentes de asuntos políticos de la agencia, Rafael Grossi y el jefe de gabinete del director general Yukiya Amano.
Además, viajará al régimen de Teherán un especialista técnico del organismo que desde hace nueve años está investigando la naturaleza del programa nuclear iraní. La agencia nuclear de Naciones Unidas confirmó la semana pasada que Irán está enriqueciendo uranio al 20% en su nueva planta de Fordo, a 160 kilómetros de la capital. Los expertos consideran este umbral del 20% clave en el proceso para crear un arma nuclear.
El pasado noviembre, el OIEA denunció por primera vez en un informe que Irán está desarrollando armas nucleares. Algo que Irán niega alegando que sus trabajos en materia nuclear tienen únicamente objetivos pacíficos.
Seriedad en las conversaciones
Por su parte, el presidente del Parlamento iraní, Alí Larijani ha asegurado que su país está preparado para mantener conversaciones "serias" con el Grupo 5+1 -compuesto por Francia, China, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania- sobre su programa nuclear.
"Las negociaciones pueden tener lugar siempre y cuando sean tomadas en serio y no demanera maliciosa" ha comentado Larijani, según la agencia de noticias iraní IRNA, informa Europa Press. El Gobierno turco ha propuesto que las conversaciones tengan lugar en su territorio, una localización con la que Irán se ha mostrado conforme.
El anuncio de esta misión coincide en el tiempo con el atentado con coche bomba del químico, Mustafá Ahmadi Roshan, número dos de la gran planta de enriquecimiento de uranio de Natanz.
Por el momento, nadie ha reivindicado el asesinato aunque Irán ha acusado a los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel de estar detrás del complot. Por su parte, la Casa Blanca ha negado cualquier implicación y condenado fuertemente el ataque.
Uno de los diplomáticos consultados asegura que este hecho “no está facilitando” el diálogo con Irán aunque “por ahora tampoco ha puesto en peligro la misión”.
Escalada de tensión
Este hecho se une a la escalada de tensión en torno a las actividades nucleares de Irán. Estados Unidos impuso el pasado noviembre sanciones al sistema bancario iraní con el objetivo de interrumpir la compra de petróleo de Teherán. Reino Unido y Japón se han adherido recientemente a estas sanciones aunque China se ha negado por el momento.
Por su parte, Irán ha lanzado recientemente tres misiles en el Golfo Pérsico para demostrar que puede atacar Israel y bases estadounidenses en la región. También, ha hecho gala de un despliegue naval para demostrar que puede cerrar el estrecho de Ormuz. Un tercio del petróleo mundial transcurre vía marítima por este punto geoestratégico.