Las notas de las agencias
La triple AAA es el símbolo de los mejores productos, aquellos con los que el inversor tiene la plena seguridad de que recuperará su inversión.
Si las agencias consideran que hay riesgo de que el emisor no pague, la nota se rebaja: AA, A, BBB, BB, B, CCC... hasta la D (con múltiples escalones intermedios, indicados por los símbolos + y -). El límite crítico lo marca la nota BBB: por debajo de esa nota, se considera que se trata de un producto especulativo, es decir, bonos basura.
Moody's ha rebajado en tres y cuatro escalones la calificación de la deuda de cuatro bancos portugueses como consecuencia del recorte sufrido por la solvencia financiera del país, que quedó al nivel del bono basura. La agencia añade más leña al fuego tras anunciar que 26 bancos europeos no pasarán los test, precisamente los que tienen notas más bajas, con lo que apunta claramente a las entidades lusas.
La calificadora bajó cuatro escalones la nota de la deuda, garantizada por el Estado, del Banco Comercial Portugues (BCP) y el Banco Internacional de Funchal (Banif), para situarla en Ba2 con perspectiva negativa, el mismo nivel con el que catalogó hace poco más de 24 horas a la República de Portugal.
Además Moody's redujo tres niveles la nota del mayor banco luso, la estatal Caixa Geral de Depositos (CGD), y la del Banco Espirito Santo (BES), hasta Ba1, también de activo basura pero un escalón por encima de la nota del país, aunque los mantiene en vigilancia para otro posible recorte.
Entre los grandes bancos lusos los únicos que no están incluidos en la rebaja son el Banco Portugués de Inversión (BPI) y el Santander Totta, propiedad de la entidad española.
Peligro de insolvencia
Hasta ahora las cuatro entidades financieras afectadas tenían la nota Baa1, pero han pasado a contar con una calificación considerada de gran peligro de insolvencia y desaconsejable para los inversores que perjudicará, como en el caso del Estado portugués, su acceso al crédito y sus operaciones financieras.
Moody's justifica la rebaja de nota de los cuatro bancos en la exposición de las entidades a los problemas económicos del Estado portugués, cuya calificación redujo a su vez por el "creciente riesgo" de que incumpla la reducción prevista del déficit y tenga que pedir más ayuda.
La agencia dejó además a Portugal bajo vigilancia con perspectivas negativas, en una medida que cuestionaron empresarios, banqueros y autoridades del país y que motivó también críticas de varios Gobiernos de la UE y de la Comisión Europea.
La bolsa de Lisboa, tras registrar el miércoles una de sus jornadas más negras, con un descenso del 3,03%, mantenía por sólo dos décimas la tendencia positiva tras la nueva decisión de la agencia calificadora.
Quejas de Lisboa
El Gobierno portugués, sorprendido por el recorte de nota pese a las duras medidas económicas que anunció la semana pasada, celebra un consejo de ministros dominado por la decisión de Moody's.
El nuevo Ejecutivo luso afirmó que la calificadora estadounidense no había tenido en cuenta las privatizaciones y ajustes extraordinarios, incluido un impuesto del 50% de la paga de Navidad de todos los trabajadores, que va a realizar este año para equilibrar su déficit.
La coalición conservadora que gobierna Portugal, tras derrotar a los socialistas en las elecciones anticipadas de junio, ha convertido en su principal prioridad los compromisos suscritos en abril con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de un rescate financiero de 78.000 millones de euros.