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Jornada intensa de negociaciones para convalidar la reforma de la negociación colectiva

  • Zapatero ha negociado en persona con Urkullu y Duran i Lleida

  • El presidente buscaba la abstención de CiU y PNV, que luego se produjo

  • Gómez ha alargado el debate para dar tiempo a las negociaciones

EFE
3 min.

La convalidación en el Congreso del decreto ley sobre negociación colectiva ha obligado al Gobierno, con su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero,a la cabeza, a mantener largas e intensas conversaciones con los grupos parlamentarios, sobre todo con CiU y PNV, para recabar al menos su abstención.

En la zona reservada al Gobierno en el palacio de las Cortes, Zapatero ha tenido que emplearse a fondo para convencer a los líderes de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, y PNV, Josu Erkoreka, de la conveniencia de garantizar que la nueva reforma saliera adelante. Para ello solo era necesario que los nacionalistas vascos y catalanes se sumaran a las prometidas abstenciones de Coalición Canaria y UPN, socios ahora de los socialistas en los gobiernos autonómicos de Canarias y Navarra, respectivamente.

Junto a Zapatero, en la zona de Gobierno estaban el vicepresidente primero y candidato socialista para las próximas elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba; la vicepresidenta económica, Elena Salgado, y el ministro de Fomento, José Blanco. También ha estado con ellos el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso.

La explicación a las intervenciones de Gómez

Un ejemplo de lo costosas que han sido las negociaciones la ha ofrecido desde la tribuna el portavoz de CiU en esta materia, Carles Campuzano, quien ha explicado que su grupo había planteado al Ejecutivo a primera hora del día sus exigencias para no votar en contra y, mientras él intervenía, bien avanzada la mañana, todavía no habían obtenido una respuesta satisfactoria.

Otra prueba de lo difícil que ha sido el acuerdo es que mientras en la zona de Gobierno se afanaban por buscar puntos de encuentro, en el hemiciclo el debate se alargaba y alargaba de manera inusual, gracias al papel desempeñado por el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez.

El titular de Trabajo ha intervenido para contestar a todos y cada uno de los portavoces, incluso para replicar, algo nada corriente en este tipo de debates y que ha suscitado muchos comentarios en los pasillos sobre la gran capacidad oratoria de Gómez.

Se ha dado la circunstancia de que el acuerdo se ha cerrado coincidiendo con la intervención de la portavoz del PP, Fátima Báñez, a quien Gómez ha renunciado a contestar.

Gómez ha negado que estuviera dilatando el debate

Eso sí, el presidente del Congreso, José Bono, quien también ha pasado por la zona de Gobierno, ha dejado claro a los periodistas que los ministros tienen derecho a intervenir cuantas veces quieran y por tiempo ilimitado.

Horas después, en La Tarde en 24 de TVE, Bono ha reconocido que la mañana había sido de infarto en el Congreso, "como muchas otras veces", y que él ha sabido que el PSOE tendría mayoría para sacar adelante la convalidación 30 minutos antes. Bono se ha preguntado que "por qué si el PSOE y el PP tienen el 80% de votos parece que solo tengan en común la bronca diaria" y ha pedido una mayor consenso entre ambos partidos.

Bono reconoce que la mañana en el Congreso ha sido de infarto

Después, en rueda de prensa, Gómez ha negado que estuviera dilatando el debate en espera de la abstención decisiva de CiU y PNV y ha sostenido que no ha replicado al PP porque le han dicho que ya había consumido demasiado tiempo antes. "He preferido un debate de verdad", ha asegurado el ministro.

Caras de alivio en el grupo socialista y en los bancos azules del Gobierno al conocerse el ajustado resultado de la votación: por 169 votos a favor (PSOE), 159 en contra (PP, ERC, IU-ICV, BNG y UPyD) y 20 abstenciones (CiU, PNV, CC y UPN).

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