[Este artículo fue escrito originalmente en 2011 con motivo de la concesión a Leonard Cohen del Premio Príncipe de Asturias de las Letras]
Más de medio siglo uniendo palabras para darles ritmo a sus escritos. Un poco menos, desde mediados de los 60´s, vistiendo esos textos y transformándolos en canciones. Cohen, poeta, y, por el camino, músico.
Su casi coetáneo Bob Dylan fue distinguido con el Príncipe de Asturias de las Artes hace cuatro años; al canadiense le toca el de literatura, el de las Letras.
Y es que hay tanta poesía atrapada en su cancionero que resulta difícil, por exceso, quedarse con un repóquer de piezas que cumplan esa doble misión: lo que cuenta y cómo se cuenta. Poemas ascendidos a canciones o, en la ruta a la inversa, temas musicales que guardaban un poema en su esqueleto. Valgan, no obstante, a título personal, estos cinco detalles.
"Suzanne", del álbum 'Songs of Leonard Cohen' (1968)

Leonard Cohen - "Suzanne"
A Cohen le gusta colocarse a la distancia justa para tener perspectiva. Y por eso también le gusta usar la tercera persona. Un canto a una bella mujer. Un poema –como tantos otros- hecho canción. El hábitat en el que se desarrolla la escena es un río.
"Avalanche", de 'Song of loves and hate' (1971)

Leonard Cohen - "Avalanche"
Podría ser una pariente lejana de ese “partisano” que no es propio. De nuevo el amor o la mujer que está al alcance o no tanto. Basta con dos trozos de su letra explicativos (“no me quieras con tanta fuerza ahora” o “es tu turno para quererme mi bienamada”)
“Lover, lover, lover”, de 'New skin for the new ceremony' (1974)
Leonard Cohen - "Lover, lover, lover"
Forma parte de New skin for the old ceremony y coincide con aquel primer concierto a disfrutar en el Teatro Monumental de Madrid. Dos pueblos: el árabe y el judío. Y nuestro protagonista intentando tender un puente de amistad y hermanamiento.
“Dance me to the end of love”, de 'Various positions' (1984)
Leonard Cohen - "Dance me to the end of love"
Belleza y caos al mismo tiempo. Luminosa y sombría. Hay un amor ideal que se puede prolongar hasta el final de los días pero que puede acabarse de forma inopinada con la muerte. ¿Qué es mejor: ser correspondido o ignorado?
“Diamonds in the mine”, de 'Songs of the love and hate (1971)
Leonard Cohen - "Diamonds in the mine"
Amor y guerra (la de Vietnam). Amor y odio, a la vez. ¿Para qué buscar o hablar de la mujer deseada si no queremos que esté a nuestro lado? “No hay cartas en el correo ni bombones en las cajas…o diamantes en la mina”.
- Julio Ruiz es director y presentador del programa Disco grande, que se emite en Radio 3 de lunes a viernes de 16.00 a 17.00 horas