Las fuerzas de seguridad bielorrusas investigan el atentado que el lunes costó la vida a 12 personas en el metro de la capial, Minsk.
La Policía ha establecido controles en las carreteras y los aeropuertos del país. Se han elaborado retratos robotos de dos posibles sospechosos, dos varones, a partir de información facilitada por los ciudadanos, y varias personas han sido detenidas para ser interrogadas por el Comité de Seguridad del Estado (KGB) de Bielorrusia, según el vice fiscal general, Andrei Shved.
La pista del KGB
Según el jefe del KGB, Vadim Zaitsev, tres personas ya han sido detenidas y están siendo interrogadas por su posible implicación en la explosión.
"En calidad de sospechoso, figura una sola persona. No descartamos la versión de que haya cómplices (...), tampoco se descarta que sea un mercenario. Es un hombre de hasta 27 años, de constitución bastante robusta", ha explicado.
"Aún no ha sido detenido", ha matizado Zaitsev, quien no ha podido confirmar si el sospechoso es de apariencia caucasiana, como apunta la prensa digital bielorrusa, o árabe.
Según el retrato robot del sospechoso que ha sido divulgado por los medios digitales locales, el atentado pudo haber sido cometido por terroristas norcaucásicos.
"Todo apunta a la pista caucásica. El hombre del retrato robot tiene aspecto caucasiano", ha asegurado a la agencia EFE desde Minsk un periodista independiente.
A esto se suma que expertos en explosivos citados por las agencias rusas sugirieron que la mano negra de los terroristas islamistas del Cáucaso norte ruso pueden estar detrás de la explosión de Minsk.
El KGB, que ha ofrecido una generosa recompensa a quien aporte datos sobre el atentado, baraja tres versiones del atentado: intento desestabilizador, un grupo anarquista y un enfermo mental que habría actuado en solitario.
"Que a algunos no les gusta el sistema en el que vive la sociedad bielorrusa, es un hecho. Es un intento de instigar el miedo, el pánico y el malestar con las fuerzas de seguridad, es decir, con el poder", ha asegurado Zaitsev.
Zaitsev también ha aludido a ciertos grupos anarquistas juveniles vinculados con la oposición que tomaron parte en los violentos disturbios que siguieron a la reelección del presidente, Alexandr Lukashenko, en los comicios del 19 de diciembre pasado.
El jefe del KGB también ha dado la bienvenida a los expertos antiterroristas, criminalistas y médicos enviados por Rusia e Israel.
Impacto en el país
"Es la primera vez que nos topamos con tal fenómeno terrorista. Con casi toda probabilidad se trató de un artefacto activado por radio. La bomba llevaba metralla como bolas de acero, trozos de metal y clavos", ha apuntado Shved. El responsable de la Fiscalía también ha subrayado que, hasta el momento, nadie se ha atribuido el atentado, aunque opina que "su objetivo es claro: la inestabilidad en el país".
La capital "se encuentra en un estado de alto nivel de alerta", ha explicado el mayor Lastovski, portavoz de la Policía de la capital. "Personal del Ministerio de Interior trabaja en un nivel de alta seguridad. Me dirijo a la gente de Minsk para pedirles que no tengan pánico. Es importante mantenerse vigilante, porque el suceso es realmente una emergencia", ha añadido.
Un total de 204 recibieron asistencia médica tras la explosión la estación Oktiábraskaya, de ellas 26 resultaron heridas graves, según el Ministerio de Defensa. La bomba, de una potencia equivalente a siete kilogramos de trilita, según datos preliminares, estalló el lunes en hora punta, poco antes de las seis de la tarde.
Esta estación es una de las más concurridas de Minsk, ya que enlaza las edificios oficiales y las sedes de las principales empresas industriales de la ciudad con los barrios dormitorio.