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Japón enfría el miedo a otro Chernóbil mientras pide ayuda internacional para afrontar la crisis

RTVE.es / AGENCIAS
5 min.

Japón ha vivido su tercer día tras el terremoto sumido en el caos y la alerta que se ha generado ante una nueva explosión registrada en la central de Fukushima. Además, la situación se ha complicado ya que los recursos alimentarios y combustibles han empezado a escasear y la gente hace acopio de lo que queda ante el temor a que se produzcan nuevas réplicas.

A todo esto hay que sumarle que las víctimas no han dejado de asecender y, según el último comunicado oficial de la policía japonesa, los muertos ya son 1.897 y los desaparecidos 3.002.

Ayuda internacional

Pero, a pesar de lo alarmante de la situación en cuanto a la amenaza de la situación en la central, la agencia nuclear de la ONU ha calificado de "muy poco probable" una catástrofe comparable a la de Chernóbil en la planta de Fukushima, y ha asegurado que no tiene indicios de que se esté produciendo en esta una fusión en los núcleos de los tres reactores averiados.

"Es muy poco probable que se convierta en algo como Chernóbil", ha declarado a la prensa el japonés Yukiya Amano, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) al referirse a la central.

En Fukushima "las radiaciones emitidas son limitadas, pero los operarios tienen problemas para refrigerar los reactores. Lo más importante es estabilizar los reactores", insiste Amano.

Los sistemas de enfriamiento de tres de los seis reactores de la central de Fukushima 1 están averiados y dos explosiones se han producido en los reactores 1 y 3, debido a reacciones químicas y no nucleares, según el OIEA.

Los blindajes de contención han impedido hasta el momento, según las autoridades japonesas, que emanaran grandes cantidades de sustancias radiactivas al medio ambiente.

Amano mantiene que las causas del desastre nuclear en Japón son de una naturaleza completamente distinta a la de Chernobil, tanto por el origen del accidente como por la estructura de los reactores.

"Hay muchas diferencias con respecto a Chernóbil, no es un accidente causado por el diseño, sino por un desastre natural más allá de la imaginación", ha explicado.

"Tampoco hay reacción en cadena porque los reactores se cerraron a tiempo. Y Chernóbil no tenía un blindaje primario de contención como es el caso de estos reactores", añadió el responsable del OIEA.

Los esfuerzos de Japón

Sin embargo, el presidente de la Autoridad de la Seguridad Nuclear (ASN) de Francia, André-Claude Lacoste, considera que el accidente de la central nuclear nipona de Fukushima podría ser de nivel 5 o 6 sobre una escala de 7, es decir, por encima del nivel 4 que ha admitido Japón.

"Tengo la sensación de que estamos al menos al nivel 5 y quizá a nivel 6" por lo que se ha sobrepasado el nivel de la central estadounidense de "Three Mile Island sin llegar al del Chernobil" ha manifestado Lacost en una rueda de prensa en la que señaló que no se puede "excluir" que se alcance el escalón máximo de catástrofe.

Por su parte, las autoridades japonesas están intentando inyectar agua marina a presión en los reactores para enfriar el material radiactivo y aseguran que la cantidad de radiactividad liberada en forma de vapor para rebajar la temperatura ha sido relativamente pequeña, aunque por precaución han evacuado a unas 200.000 personas.

De hecho, el subdirector del OIEA, Denis Flory, ha informado de que los picos de radiación más altos se registraron el día 12, y que desde entonces han descendido.

Pese a todo, Japón ha pedido ayuda a el OIEA y a Estados Unidos con el objetivo de mantener controlada, lo máximo posible, la situación. Así lo ha confirmado Amano quien ha precisado que las autoridades japonesas han solicitado el envío de un equipo de expertos tras las últimas explosiones que se han registado en la instalación.

La crisis nuclear que vive Japón también ha tenidos sus consecuencias en Europa. De un lado, Alemania ha anunciado una moratoria de la aplicación de la ley que prevé alargar hasta 14 años la vida útil de las centrales y, de otro, los 27 han dado luz verde a la revisión de la salud de las centrales europeas.

Mirar al futuro

Pese a este panorama desolador, los japoneses afrontan los problemas de abastecimiento y suministro eléctrico con entereza y civismo, propias de un pueblo con fuerte sentido de la comunidad y educado para afrontar emergencias.

De hecho, no se ha hablado ni de un solo saqueo en las zonas más devastadas por el seísmo, donde el orden en las filas y la contención es la norma.

La tercera economía mundial, que este lunes también ha tenido que ver cómo la bolsa de Tokio sufría grandes pérdidas pese a la intervención del Gobierno, tiene por delante semanas y hasta meses complicados, partiendo de un presente de fábricas paralizadas, apagones de luz y escasez de alimentos y bebidas en la franja de su territorio más castigada por el seísmo.

De momento, el corazón de Tokio no se ha visto incluido en los cortes eléctricos pero, al haber pasado en áreas inmediatamente contiguas, muchos trenes de cercanías con destino a la capital no han funcionado o bien han sufrido importantes retrasos.

Para millones de trabajadores ha sido una pesadilla llegar este lunes a sus oficinas en la mayor metrópolis del planeta, que ha ofrecido un inusual paisaje de ciclistas y peatones trajeados.

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