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Enrique Morente, el cantaor de los poetas que renovó el flamenco

  • Enrique Morente ha muerto este lunes en una clínica madrileña

  • Ha renovado profundamente el flamenco con su inquietud investigadora

  • Ha recibido múltiples premios, entre ellos el Premio Nacional de Música

Ver también: Especial Enrique Morente

LAURA G. TORRES
10 min.

Como el Picasso al que homenajea en uno de sus últimos discos -Pablo de Málaga (Discos Probeticos, 2008)- con la revolución que supuso su cubismo en la pintura, Enrique Morente (1942-2010) demostró que conocía y dominaba totalmente el flamenco de los puristas antes de renovar profundamente este arte recientemente reconocido por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Morente estaba considerado como uno de los grandes renovadores del flamenco y, a la vez, como uno de los más grandes y brillantes cantaores de todos los tiempos, a la altura de uno de sus grandes amigos, el desaparecido hace casi 20 años Camarón de la Isla, al que admiraba profundamente -"Siempre mi admiración, en vida y muerte, hacia Camarón", decía en una entrevista en 2010 en El Mundo-.

El cantaor granaíno ahora también nos deja huérfanos. Pero nos deja un legado inconmensurable, el de ser uno de los pioneros en cantar a los poetas y el mejor en adaptar poemas cultos (Federico García Lorca, Miguel Hernández, los hermanos Machado, Rafael Alberti...), la fusión del cante jondo con el rock, la música árabe o la latinoamericana, en definitiva, el combinar su conocimiento de la tradición ortodoxa con una inquietud investigadora que lo hizo ser uno de los máximos responsables de la renovación del cante.

Su contribución al arte flamenco ha sido reconocida en vida con numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional de Música en 1994, convirtiéndose en el primer artista flamenco en lograrlo, o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Sus comienzos

Enrique Morente nació en el barrio del Albaicín un día de Navidad de 1942, a la sombra de una Alhambra que ha sido lo primero que veía cuando se levantaba durante años desde su casa en el barrio con más solera de Granada. Allí fue donde empezó a interesarse por el ambiente flamenco en las reuniones vecinales y de oír el canto de su madre. Aunque ella no era cantaora, "de su voz viene todo", afirmaba en otra entrevista en 2009 en El País.

De niño formó parte del grupo de seises de la Catedral de Granada y, ya de adolescente, no se pudo reprimir el afán de aprendizaje que le guió toda su vida. Así, según la biografía de su página web oficial, con 14 ó 15 años se marcha a Madrid, donde contacta con un grupo de jóvenes aficionados universitarios con los que acudía a garitos oscuros en los que aprendió el arte flamenco de la mano de Pepe de la Matrona, un cantaor octogenario que conoció a todos los grandes y fue alumno de Antonio Chacón.

Se le empezó a conocer como Enrique el granaíno y bajo este nombre es contratado a mediados de los años 60 en tablaos como Las Cuevas de Nemesio y Zambra, cátedra flamencológica donde crece su prestigio entre los profesionales flamencos. Se codea con artistas de la talla de Manolo de Huelva, Manolo Caracol, Bernardo el de los Lobitos y Juan Varea y, posteriormente, también es contratado en el recién abierto Café de Chinitas de Madrid, tablao que tomó el nombre del mítico café cantante de Málaga que Lorca inmortalizó en sus versos.

En 1966 realizó una gira por Europa con el grupo de Susana y José y por Japón e Italia con el de Pepita Saracena y José Luis Rodríguez.

Primeros discos y premios

En 1967 obtiene el primer premio del Certamen Málaga Cantaora y ese mismo año publica su primer disco, Cante Flamenco, acompañado por Félix de Utrera, en el que demuestra su dominio del flamenco al introducir palos difíciles y que no eran nada habituales en la época y menos para un joven de 25 años, como cañas y mirabrás, además de cantos de Frasquito Hierbabuena y cantes de Pedro "El Morato". Por este trabajo recibiría una mención especial de la Cátedra de Flamencología en 1968.

Su saber lo vuelve a demostrar con su segundo disco ese mismo año, Cantes antiguos del flamenco, otro trabajo absolutamente ortodoxo, con el acompañamiento del Niño Ricardo, que contenía malagueñas de Chacón, peteneras, tarantas de Almería, martinete y toná, entre otros cantes.

En 1970, su camino profesional se cruza con el del guitarrista Manolo Sanlúcar, con el que hizo la primera pareja flamenca que actuó en el Ateneo de Madrid y junto al que inició una fructífera relación profesional durante años y con el que realizó una serie de recitales flamencos en Nueva York en 1972.

Su gira por México en 1971, con la guitarra de Parrilla de Jérez y la bailaora Ana Parrilla, marcaría profundamente su carrera. "A mí, cuando me preguntan donde aprendí a cantar tengo que decir en México. La inspiración la aprendí a dominar en México y el cante sin inspiración no es nada. Cuando verdaderamente puedes decir que aprendes a cantar es cuando dominas la inspiración, el duende, el sentimiento, el pellizco...", afirmaba el cantaor en Rock de Lux en 2010. Allí empezó a leer a Federico García Lorca y a Miguel Hernández y conoció a importantes intelectuales, como Juan Rulfo.

Las primeras coplas basadas en versos

En 1971, con su tercer disco, Homenaje flamenco a Miguel Hernández, empieza a crear su estilo propio y a adaptar como nadie a las coplas los versos de los grandes poetas de la literatura española, lo que sería una constante en su carrera musical: San Juan de la Cruz, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Antonio Machado, Lope de Vega, Fray Luis de León, Nicolás Guillén...

En 1972 fue reconocido con el Premio Nacional de Cante de la Cátedra de Flamencología y Estudios Folklóricos Andaluces de Jerez de la Frontera y en 1978 recibió el Premio Nacional de Música Popular por Homenaje a Don Antonio Chacón (1977), con el que volvería al cante puro y que es una referencia obligada entre los aficionados y los jóvenes artistas flamencos.

En 1980 inició una serie de recitales "mano a mano" con Camarón, el primero de ellos en el Frontón de Madrid.

En la segunda mitad de la década de los setenta, Morente empieza a participar en distintos montajes, como el de La Celestina Obsesión, estrenado por el Ballet Nacional de Canadá, ambos con el pianista Antonio Robledo y la bailaora suiza Susana Audeoud. En 1981 estrena en Granada su espectáculo musical Andalucía hoy, que viajaría a París y a otras ciudades, y en 1986 estrenó en el Teatro Real de Madrid Fantasía del cante jondo para voz flamenca y orquesta, junto a Juan Habichuela, Gerardo Núñez y la Orquesta Sinfónica de Madrid.

En 1988 pondría en escena en Granada una de sus experiencias artísticas más originales, el espectáculo El loco romántico, basada en El Quijote de Cervantes.

Su primer encuentro con Lorca

En 1988 grabaría su primer disco dedicado a Lorca, titulado En la Casa Museo de Federico García Lorca, por encargo del director del museo, Juan de Loxa. Casi una década después revolucionaría los textos de Lorca con Omega.

En 1990 hacía realidad un sueño con el espectáculo Allegro soleá, que se estrenó en la VI Bienal de Flamenco de Sevilla, con las guitarras de Pepe Habichuela y Montoyita, el piano de Antonio Robledo y la Orquesta de Cámara de Granada.

"El arte no debe tener fronteras y el flamenco es una música viva, muy de hoy y que puede perfectamente entroncar con cualquier otros instrumentos del mundo". Morente ponía en práctica esta máxima con espectáculos como Macama Jonda, un encuentro entre músicos flamencos y magrebíes, o en su fusión con las célebres Voces Búlgaras 'Angelite'.

En 1990 volvería al cante más puro con Morente-Sabicas. Ya no volvería a publicar un disco tan ortodoxo hasta su último Morente Flamenco (2009).

Tras publicar su Misa Flamenca, con textos de San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Lope de Vega y Juan de la Encina y tras crear su propio sello discográfico (Discos Probeticos), en 1994 se convierte en el primer cantaor flamenco que recibe el Premio Nacional de Música; galardón al que siguió en 1995 la Medalla de oro de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera y el premio Compás del Cante en Sevilla.

La revolución Omega

En 1997 Enrique Morente se consolidó en el panorama vanguardista musical y se aproximaba al público ajeno al flamenco con Omegaponiendo música al Lorca de Poeta en Nueva York junto al grupo de rock Lagartija Nick y en el que recuperaba algunos temas de inspiración lorquiana del canadiense Leonard Cohen, además de contar con la colaboración de guitarristas como Vicente Amigo y Tomatito. Este disco es todo un referente en la revolución del flamenco y abrió mundos inexplorados hasta ese momento.

En 2002, en Mallorca estrena el espectáculo África, Cuba, Caí, donde se fusionan la música africana, la cubana y el cante flamenco; y en 2003 rompe el concepto tradicional de disco flamenco con El pequeño reloj, donde juega con el tiempo y la tecnología y mezcla cante puro y nuevas armonías.

En 2005 se le reconoce su carrera dedicada al flamenco con la Medalla de Andalucía y en 2006 recibe la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. También en 2006 publicó Morente sueña la Alhambra, considerado el mejor disco de flamenco en los Premios Nacionales de la Música.

En 2007 colabora con otra banda de rock,  Los Planetas, en su disco La leyenda del espacio. También ha puesto su voz ronca en colaboraciones con otros artistas como Sonic Youth, Pat Metheny o Amaral.

En 2008 publicó con su sello discográfico Pablo de Málaga, en el que descubre al Picasso poeta y pone voz a varios poemas escritos por el malagueño universal. El disco, que no funcionó comercialmente y, según el cantaor le "arruinó", da otro paso más allá en la innovación del flamenco, pese a su dificultad. "Habría sido mucho más fácil cantar las Páginas Amarillas que los escritos de Picasso", bromeaba Morente.

Uno de los últimos premios que recibió Enrique Morente fue el Premio Especial Ojo Crítico en 2009, otorgado por RNE.

La saga Morente

Ha querido el destino que el penúltimo disco publicado por el cantaor, Morente Flamenco (2009) -el último trabajo fue un EP editado por el Patronato Cultural Federico García Lorca basado en Llanto por Ignacio Sánchez Mejías-, haya sido una especie de alternativa a la saga Morente. En la primera canción del disco, la única grabada expresamente porque el resto son canciones en directo del cantaor, titulada "Nana de Oriente" participa toda la saga Morente, hasta los nietos.

Además de la cantaora Estrella Morente, cuya carrera ha estado apadrinada por su padre y se ha consolidado como una de las mejores cantaoras de los últimos años, también están en la canción los otros descendientes de Enrique y su esposa, la bailaora Aurora Carbonell: Soleá Morente, que empieza a adentrarse en el mundo del cante, su hijo Enrique, y hasta sus nietos Estrella y Curro, de cinco y ocho años.

Como ocurre con todos los grandes artistas de la historia, la muerte de Morente supone el nacimiento de un mito. Su arte será más valorado aún si cabe tras su marcha. Deja una saga para continuar su camino.

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