Pese a que el coste de financiar su deuda se sitúa en el mayor nivel desde la creación del euro, el Gobierno irlandés ha insistido en que no ha perdido soberanía sobre su política fiscal y en que no necesita la ayuda económica de la Unión Europea (UE) para salir de la crisis, que está afectando también a otros países como Portugal e incluso España.
El tipo de interés que se paga en los mercados de deuda por el bono irlandés de 10 años se ha situado en el 8,90%, lo que supone un diferencial respecto al bono alemán -de referencia en Europa- de 621 puntos básicos, un nuevo máximo de las obligaciones irlandesas.
Pese a todo, según un portavoz del Ministerio de Finanzas, Irlanda "está en condiciones de pagar", como demuestra el hecho de que volverá a emitir deuda del Estado el próximo año para "refinanciar" las arcas públicas. La desconfianza de los mercados en Irlanda, ha añadido, se debe a la incertidumbre que rodea a "ciertas economías" periféricas europeas sobre su capacidad para pagar los altos intereses que acumulan sus deudas.
Europa, preparada para ayudar
Pese a todo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha señalado desde Seúl, donde asiste a la cumbre del G20, que la UE está preparada para ayudar a Irlanda "en caso de necesidad". "Estamos supervisando la situación –ha declarado- y en caso de necesidad, la UE está preparada para respaldar a Irlanda", ha asegurado, acompañado del presidente del Consejo, Herman van Rompuy.
Esta misma semana, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, indicaba en Dublín que los recortes presupuestarios previstos por el Gobierno irlandés para cumplir con las directrices comunitarias se podrían renegociar dependiendo del crecimiento que experimente su economía en los próximos años.
Rehn dejó entrever esta posibilidad en el transcurso de varias entrevistas mantenidas con los líderes de la oposición irlandesa, con quienes analizó los presupuestos generales del Estado para 2011, considerados como los más duros de la historia de Irlanda y cuyo objetivo es recortar 6.000 millones de euros de su déficit público, el doble de lo estimado hace un año. Esa cifra forma parte de un plan más amplio del actual Ejecutivo irlandés, que busca reducir en los próximos cuatro años el déficit público hasta el 3% del Producto Interior Bruto (PIB) desde el 14% actual, el porcentaje más alto de la Unión Europea.
Contagio a otros países
En cualquier caso, las dudas sobre la solvencia de Irlanda están afectando también al coste de la deuda de otros países europeos, como España, cuyo diferencial con el bono alemán ha cerrado este jueves en los 218 puntos básicos, aunque en algún momento de la jornada ha llegado a tocar los 222, con lo que se supera el máximo que marcó el pasado mes de junio.
Así, la rentabilidad del bono español a 10 años ha subido 13 décimas y ha quedado situado en el 4,620%, por encima del 4,498% del miércoles, en tanto que el rendimiento del bono alemán del mismo plazo -considerado el más seguro de Europa y que se utiliza como referencia para todos los demás- ha cedido ligeramente hasta quedar en el 2,434%, desde el 2,439% de la víspera.
Por su parte, los seguros de impagos de deuda (CDS) de España han terminado la jornada en 282.000 dólares anuales para cubrir la posibilidad de impago de 10 millones de dólares en bonos españoles a 10 años. Se han alejado así del máximo histórico que han marcado en algunos momentos de la jornada, al llegar a 290.000 dólares.
Por lo que respecta a la prima de riesgo de otros países periféricos de la zona del euro, la griega ha cerrado el jueves en los 896 puntos, en tanto que la portuguesa ha quedado en 444 puntos básicos, desde los 454 que ha llegado a alcanzar en algún momento del día.