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14.000 españoles inician el éxodo a la campiña francesa para trabajar en la vendimia

  • Temporeros cuentan a rtve.es las ventajas de vendimiar en Francia

  • Buen salario en tiempos de crisis, la principal razón para marchar

  • Muchos pueblos andaluces se quedan desiertos durante un mes

M.J. CALEYA
6 min.

La localidad jiennense de Bailén es estos días un hervidero. Al ser punto de unión entre las autovías A-4 y A-44, en sus calles se pueden ver autobuses repeltos de jornaleros que viajan a Francia para trabajar en la vendimia.

Las altas tasas de paro de algunos pueblos, un mejor salario o la posibilidad de trabajar en familia son las razones que, cada vez más, llevan a estos trabajadores a marcharse al país vecino. Este año son 14.000 los temporeros españoles, un 4% más que en 2009, los que viajarán a territorio galo a trabajar en esta campaña agrícola.

En cuanto a los destinos, se dirigen principalmente a  localidades como Perpignan, Lyón,  Marsella, Touluse, Montpellier y la  zona de Burdeos. Los primeros  llegan a Francia en estas fechas y  permanecerán allí, al menos, unos 25  días.

Es el caso, de Ana Belén Carmona, una joven de 28 años, que tiene mucha experiencia en la vendimia francesa. LLeva siete años acudiendo a esta recolecta, a la que se vio empujada por el desempleo.

"No tenía trabajo y en mi pueblo todo el mundo emigra, así que yo   también me decidí a hacerlo. Además compensa porque en Francia pagan   mucho mejor", argumenta Carmona.

"Por   cada 35 horas trabajadas en Francia un temporero se embolsa como  mínimo   310 euros, mientras que en España ganaría de media 185. Es casi  el doble", comenta Jesús Acasuso, secretario de Migraciones de la FTA-UGT. 

Asimismo, señala que el salario mínimo interprofesional en   Francia es de 8,86 euros la hora, frente a los 5,30 euros de España. Razón por la cual, muchos prefieren marchar a Francia antes que trabajar en la vendimia nacional.

Este año unos 40 jornales para nueve mil trabajadores. La crisis en otros sectores y el gran número de parados en los pueblos ha hecho prácticamente innecesario contratar mano de obra extranjera.

Además, en país vecino las horas extras están muy bien remuneradas. Al superar la jornada    laboral francesa, estipulada en 35 horas semanales, el temporero recibe    mejoras del 25 % (si trabaja hasta 43 horas) o un 50 % más (si se sobrepasan las 43 horas semanales).

Trabajo en familia

"Cuando llegan estas fechas, cojo a mi familia, incluido 'Colorín', mi jilguero, y nos preparamos para 40 días de intenso trabajo", relata Antonio Jordán.

Esta campaña agrícola se caracteriza porque familias al   completo se desplazan a Francia para participar en la  recogida de  la  uva.

Antonio, tío de Ana Belén, lleva 30 de su 48 años subiendo a vendimiar al país galo. En su cuadrilla, compuesta por cinco hombres y tres mujeres, también trabajan su esposa y sus dos hijos. El resto, son amigos "aunque son ya como de la familia después de  tanto tiempo trabajando juntos", asegura.

"Trabajamos de 7.00 h. hasta las 14.00 h. Luego el que quiere  va  por la tarde, pero vamos casi todos porque las horas extras las pagan   bien. Y por la noche nos vamos a dormir a la misma casa. Así que estamos todo el día juntos", explica.

La vendimia "te enseña idiomas"

Al preguntarle por las razones para volver a Francia, Antonio Jordán comenta que "si hasta chapurreamos el francés.  Es  lo que tiene la necesidad, que te enseña idiomas".

Bromas aparte, señala que el sueldo no es lo único que le anima a vendimiar cada   año en Francia. "Me dan una casa completa, con su tele, sus buenas camas   y me pagan el viaje", asegura.

"Además el trato con el patrón es excelente. Son muchos años   trabajando juntos y siempre me vuelve a llamar a mi y mi familia",   señala Jordán.

Otro incentivo es la ayuda familiar que los   temporeros reciben por cotizar en el país vecino. Por 18 días de trabajo o 120   horas al mes pueden solicitar subsidios, siempre que se tengan dos o más   hijos menores de 20 años a cargo o si su salario no alcanza el 55% del   mínimo.

De turista a temporero

La vendimia francesa tampoco es nueva para Antonio Jordán hijo, que en los últimos 10 años ha viajado cada mes de septiembre a Francia.

"En realidad llevo yendo desde los 13, pero antes sólo acompañaba a mis padres, y cuando ellos trabajaban yo me quedaba por allí como si fueran unas vaciones. A los 16 ya empecé a trabajar como recolector y hasta ahora", explica.

Además, Antonio comenta orgulloso que "somos ya tres generaciones   vendimiando allí. Primero fue mi abuelo, luego mi padre y mi madre y ahora mi   hermano y yo", cuenta ilusionado.

En cuanto a su experiencia declara que "está bien trabajar en   Francia, te dan más facilidades. Cuando acaba la uva me bajo a España,   pero luego vuelvo a subir tres meses para la recogida del espárrago. En   total casi estoy allí medio año".

"En pocos meses consigues unos ahorros que te ayudan a tirar para  adelante", añade este nieto e hijo de vendimiadores.

Vendimiadores por un mes

Precisamente esta posibilidad de ahorrar bastante en poco tiempo, anima a algunos estudiantes a ir a esta campaña agrícola

María Enriquez, estudiante de Empresariales, probará suerte en esta   campaña a sus 21 años. "Estoy algo nerviosa, pero el dinero me va a   venir muy bien porque tengo muchos gastos en la universidad", comenta María, que espera volver a España con unos 2.000 ó 2.500 euros.

Además, señala que afronta este reto con esperanza.  "Ya he   ido con mis padres aunque nunca a trabajar, pero creo que lo haré bien.   Al principio será duro, pero me acostumbraré" afirma.

Pueblos fantasmas

Y mientras estos temporeros se ganan la vida en Francia, muchos pueblos se quedan desiertos por un mes. Deifontes en Granada, Alcalá del Valle en Cádiz o Huesa en Jaén son agunos ejemplos. Este último, un municipio de 2.700 habitantes, pierde estos días a más de 300 vecinos.

"Es una pena porque es señal de que  no albergamos la capacidad de  generar empleo, pero mantenemos las  fiestas a comienzos de septiembre  para que se vayan con buen sabor de  boca", comenta Ángel Padilla, teniente de alcalde de Huesa. 

"Lo bueno es que cuando vuelven con sus jornales se nota.  Se  pagan más deudas y el nivel adquisitivo de los ciudadanos aumenta",  asegura Padilla.

De los 14.000 españoles que vendimiarán en Francia, la mayoría, unos 10.000 son andaluces. El resto procede de otras regiones como la Comunidad Valenciana, Castilla La Mancha o Murcia.                                                                                                                              

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