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Irak teme que el "Nuevo Amanecer" de la salida de EE.UU. le devuelva a sus tiempos más oscuros

  • La situación en el país despierta dudas sobre la retirada total en 2011

  • A partir de octubre civiles del Departamento de Estado asumirán la situación

  • Militares y expertos advierten de que Irak podría pedir una prorroga de la misión

ALBERTO FERNÁNDEZ
6 min.

Un Gobierno débil donde las tensiones entre suníes y chíes siguen a flor de piel. Enfrentamiento constante en la frontera del Kurdistán entre los pashmergas y el ejército. Constantes choques entre las nuevas firmas de seguridad privadas contratadas por el Departamento de Estado para suplir funciones de los soldados americano. Y una petición vergonzante pero inevitable: seguir más allá de 2012.

Éste es el escenario de pesadilla que la Administración Obama no quiere ni imaginar para diciembre de 2011, la fecha en la que los 50.000 soldados que se quedarán en la Operación Nuevo Amanecer, tendrán que marcharse de Irak de acuerdo con el pacto de seguridad firmado por el gobierno iraquí y la Administración Bush... si una de las partes no cambia de opinión.

"Si un nuevo Gobierno se forma y quiere hablar de ir más allá de 2011, nosotros obviamente estamos abiertos a ese debate", ha confesado el secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, probablemente disgustando a su jefe, que quiere que los americanos visualicen de la manera más clara posible la salida de las tropas de combate de Irak para que tengan presente que cumple sus compromisos de cara a las legislativas de noviembre.

Estas palabras coinciden con la de los militares tanto iraquíes como americanos que, sobre el terreno, ven más 2020 que 2012 como la fecha de definitiva salida de las tropas estadounidenses.

El teniente general Babaker Zebari, jefe de las tropas iraquíes, lo decía así de claro la semana pasada: "En este punto, la retirada está yendo bien, porque las tropas estadounidenses aún están aquí, pero el problema empezará tras 2011. Si nos preguntasen sobre la retirada, les diría a los políticos: El ejército de EE.UU. debe estar hasta que el ejército iraquí esté completamente preparado en 2020".

Posible petición

En la misma línea, el embajador de Estados Unidos en Irak entre 2007 y 2009, Ryan Crooker, asegura al New York Times que los calendarios de la Administración Obama "van por delante de la realidad iraquí".

"Si ellos vienen a nosotros a finales de 2011 pidiendo que conjuntamente revisemos el periodo después de 2011, va a ser en nuestro interés ser comprensivos", ha añadido.

El problema es que la situación en Irak se podría confundir con la de Afganistán, donde Obama se juega parte de su mandato y que se mira en el espejo del 'éxito' logrado por Estados Unidos en el país que fuera dirigido por Sadan Hussein.

El cambio de estrategia impulsado a principios de 2007 por el general David Petraeus, ahora al mando de las tropas afganas, hizo que bajasen de manera radical los atentados y las tensiones étnicas que habían atormentado al país entre 2006 y 2007.

Fruto de la mejoría de la situación fue el pacto de seguridad firmado en diciembre de 2008 por el entonces presidente de Estados Unidos, George W.Bush, y el primer ministro iraquí, Nuri Al-Maliki.

Política interior

Sin embargo, desde entonces las cosas han cambiado tanto en Estados Unidos como en Irak. En Washington, Obama tiene sus ojos centrados en Afganistán y con una acuciante crisis económica, la gente está cansada de guerras.

Por eso, cualquier decisión de prolongar la misión en Irak puede ser un arma de destrucción masiva en el futuro político de Obama, que en 2012 se enfrenta a una dura reelección, con sus bases demócratas cada vez más decepcionadas con su gestión.

En este sentido, la retirada de Irak es un asunto en el que aún puede ganar puntos, como demuestran los esfuerzos de difusión de la salida de la última brigada de combate del país, quince días antes de que finalice finalmente la Operación Libertad Duradera y a pesar de que aún quedan 6.000 soldados por marcharse.

"El presidente ha demostrado ser un líder pargmático. Mientras cambian las condiciones, el ha adaptado sus posiciones en Afganistán e Irak, por lo que creo que mantendrá su promesa hasta que las condiciones dicten otra cosa", reflexiona el teniente general James Dubik, que revisó el entrenamiento de las tropas iraquíes entre 2007 y 2008, en declaraciones a Reuters.

Pero el mismo Dubik pone en duda el nuevo modelo que se pondrá en práctica en la Operación Nuevo Amanecer, según la cual será el Departamento de Estado el que asumirá la gestión civil del conflicto mediante la contratación de unos 7.000 agentes de seguridad, que formarán a los soldados iraquíes.

"La tarea será mucho más que desarrollar habilidades. Se trata de desarrollar un Ministerio del Interior y un sistema de derecho a nivel nacional y local y el Departamento de Estado tiene poca experiencia en ello", recalca.

En manos civiles

El plan de la Administración Obama a partir de octubre es que sea el departamento dirigido por Hillary Clinton el que asuma la defensa de cinco enclaves alrededor del país, con la apertura de hasta cuatro consulados alrededor del país y centralizados en un equipo de 2.000 personas en la embajada de EE.UU. en Bagdad.

Los costes totales de mantener a los agentes de seguridad privada -con historial de enfrentamiento con las tropas iraquíes- y esta nueva infraestructura podría superar los 2.000 millones de dólares, según el New York Times.

La duda que queda es si esta nueva infraestructura tendrá éxito habida cuenta de que los civiles iraquíes con los que tienen que tratar apenas se ponen de acuerdo.

Desde el pasado mes de marzo, los partidos políticos son incapaces de formar un Gobierno, lastrados por los enfrentamientos entre chiíes y suníes.

"Hay demasiadas deudas que tienen que se rpagadas por ambos bandos y mucho miedo acumulado de que el otro bando se las vaya a cobrar. Es muy, muy fácil por estas cosas que aumente la espiral", advierte Stephen Biddle, analista militar del Council of Foreign Relations a Reuters.

Y mientras, en la frontera norte, en la rica región petrolífera alrededor del Kurdistán, la tensión entre los milicianos kurdos y el ejército iraquí va en aumento, convirtiéndose en la principal amenaza para el país, más allá de la insurgencia suní, según el comandante de las tropas de EE.UU. en Irak, el general Odierno.

La solución a este embrollo sería, según Biddle, más que un nuevo amanecer que tardará en llegar, una retirada muy gradual que gestione que poco a poco se difuminen las sombras que se ciernen sobre el país, similar al modelo de la OTAN en los Balcanes.

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