El jueves ha deparado dos propuestas muy distintas en la Sección Oficial a competición de esta 63ª edición, un sencillo retrato social italiano y una historia hollywodiense más propia de la sesión de apertura que de la competición.
Italia ha llegado a Cannes con su único filme en la competición oficial, La nostra vita, dirigido por Daniele Luchetti, que muestra los cambios en la sociedad italiana a través de la vida de una familia.
La nostra vita cuenta la historia de Claudio, un obrero de familia tradicional, casado, con dos hijos y una mujer a la que adora, a punto de dar a luz a su tercer hijo.
La súbita muerte de la mujer durante el parto le obliga a cambiar su forma de ver la vida, de ser padre y las personas que le rodean. Una historia en la que a la historia personal del protagonista -Elio Germano- se unen los problemas laborales, la integración o no integración de los inmigrantes, la crisis económica y las relaciones familiares tradicionales.
Germano podría disputar a Bardem el premio a mejor actor en el palmarés final de esta edición del festival, cuyos premios se entregan el domingo.
La otra película a concurso, Fair Game, de Doug Liman, recrea el caso Plame, en el que la identidad de la agente de la CIA Valerie Plame fue filtrada a un medio de comunicación en 2003, lo que se considera un delito federal, para presionar a su marido, diplomático y ex embajador en Irak, que había cuestionado públicamente los datos con los que EE.UU. fue a la guerra.
Sean Penn y Naomi Watts interpretan al diplomático y a la agente en una cinta que, según el crítico Javier Tolentino, "no acaba uno de entender qué diablos hace disputando la Palma de Oro", ya que es "un telefilme".