El nuevo director artístico del Teatro Real, el belga Gerard Mortier, ha sido el protagonista indiscutible de la presentación de la nueva temporada del gran centro operístico madrileño.
Figura polémica, se ha mostrado a su vez como un fino y elegante polemista, y ha respondido con seguridad a todos los comentarios expuestos, muchos de ellos con acento crítico por parte del elevado número de asistentes a la rueda de prensa.
Un gran teatro de ópera en la actualidad es una empresa compleja, con numerosos frentes abiertos, que requiere desde luego su tiempo tanto para la maduración del proyecto como para su puesta en práctica y Mortier se ha puesto manos a la obra con entusiasmo, realizando una verdadera inmersión en la lengua y algunos campos de la vida cultural española.
Ha defendido sus ideas con convicción, pues realmente tras ellas hay un pensamiento propio con el que se podrá o no estar de acuerdo, pero que indudablemente se fundamenta en un serio conocimiento de la historia del arte y del pensamiento estético.
Es firme partidario de crear óperas nuevas y con razón afirma que el gran protagonismo de los directores de escena en los últimos años se debe a que siempre se repiten los mismos títulos clásicos y, desde luego, está dispuesto a realizar encargos para presentar un repertorio nuevo, tema siempre controvertido pero necesario.
Otro aspecto igualmente inevitable es el del acercamiento de la ópera al público, idea por la que siempre se necesita presentar un proyecto pedagógico importante, y la nueva temporada del Real lo mantiene, pues al igual que ocurre con los encargos, se trata de líneas que ya presentaba la anterior etapa de dirección de Antonio Moral.
En todo caso su especial acento en torno a la creación contemporánea es un punto polémico pero atractivo, que nos permite reflexionar sobre cuestiones importantes de la conexión de las expresiones artísticas con la sociedad en la que se generan y con la que buscan interactuar, incluida la duda sobre si el género como tal debe de evolucionar en sus nuevas creaciones y acercarse decididamente a propuestas escénicas que reflejen nuestro mundo de manera más inmediata y exacta.
Radio Clásica tiene siempre con el Teatro Real una importante cita, y nuestros oyentes podrán así apreciar a través de nuestros micrófonos esta nueva temporada que hoy hemos conocido y que desde luego ha suscitado un gran interés.