El grupo Al Qaeda en el Magreb Islámico ha difundido este viernes un comunicado en el que asegura que la "satisfacción de sus demandas" (demandas que no especifican) es la única forma para garantizar la seguridad de los dos rehenes españoles que continúan en poder del grupo terrorista. Además, pide al "pueblo español" que presione al Ejecutivo para que asuma "su responsabilidad respecto a la vida de los rehenes".
Según el texto, de la que se hace eco el canal emiratí Al Arabiya, la liberación de la cooperante española Alicia Gámez, el pasado lunes, se produjo después de que ésta se hubiera convertido al islam, voluntariamente, y se hubiera cambiado el nombre por el de "Aixa".
En el comunicado, los terroristas dan "gracias a Dios" por haber puesto a Alicia Gámez "en el buen camino" y explican que los propios miembros de la grupo insurgente le impartieron las enseñanzas islámicas y la introdujeron en la ley islámica (la 'sharia').
Este texto va acompañado de una fotografía en la que se puede ver a Alicia Gámez, con el rostro distorsionado y cubierta por un 'hiyab' (pañuelo islámico), junto a sus dos compañeros de de la ONG 'Barcelona Acció Solidria', Roque Pascual y Albert Vilalta.
En la foto los rehenes están sentados en el suelo y a sus espaldas, de pie, se puede ver a tres personas con los rostros cubiertos y portando armas automáticas. En el fondo se puede ver un cartel negro en el que sólo se pueden leer algunas palabras, que parecen ser la profesión de fe del islam y el comienzo del nombre del grupo terrorista.
El diario El País ha colgado en su web un vídeo en el que se aprecia a un grupo de hombres armados caminando en el desierto con quienes parecen ser Roque Pascual y Albert Vilalta. A tenor de estas imágenes, este último parece muy recuperado de sus heridas causadas por heridas de bala el día de su secuestro, el 29 de noviembre de 2009.
El mismo día en que Gámez fue liberada, la secretaria de Estado de Cooperación, Soraya Rodríguez, explicó que el Gobierno estaba "convencido" de que se iba a producir la liberación de Roque Pascual y Albert Vilalta, aunque no quería ponerse plazos.