España ocupa el puesto 23 de entre 30 países de su entorno a la hora de demostrar su competitividad en cuanto a resultados de su inversión global en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), según un estudio de la consultora Deloitte encargado por la Cámara de Comercio de Madrid.
El estudio, titulado 'Análisis comparativo del sistema español de I+D+i', incluye a 24 de los 27 países de Unión Europea (excluye a Malta, Chipre y Luxemburgo) más Suiza, Islandia, Noruega, Turquía, Estados Unidos y Japón.
El presidente de la Cámara de Comercio de Madrid, Salvador Santos Campano, afirma que "de este análisis se concluye que el sistema español de I+D+i no genera el estímulo suficiente para incentivar la inversión del capital privado, que prácticamente se reduce a las grandes empresas".
En lo que a optimización en la inversión de los recursos se refiere, España aventaja ligeramente a Estados Unidos e Islandia; ventaja que resulta más clara con respecto a Estonia, Noruega, Grecia, Lituania y Letonia.
“El estudio concluye que cuanto mayor es la inversión privada en I+D+i, mejor es la eficiencia“
Según concluye este informe de Deloitte, cuanto mayor es la inversión privada en I+D+i, mejor es la eficiencia. En España ésta supone el 57,1% de la inversión en este terreno, hasta 7.453 millones de euros (según los últimos datos disponibles, correspondientes a 2007), mientras que el 42,5% proviene de fondos públicos.
Los sistemas nacionales de I+D+i de Suecia, Finlandia, Japón, y Alemania cuentan con una participación del capital privado de entre el 65,7% (caso de Suecia) y el 69,7% que invierte Alemania. Y un caso especialmente relevante es Suiza, donde el 100% de la inversión es privada.
Las economías menos fuertes dan ejemplo
Curiosamente, Turquía, Rumania y Portugal demuestran saber utilizar los recursos que pueden dedicar a I+D+i de forma mucho más eficiente que el resto de los países analizados.
En concreto, con niveles inferiores de recursos financieros para este fin, estos tres países consiguen resultados 100% eficientes en lo que se refiere a generación de derechos de propiedad intelectual, mientras que España apenas alcanza un 41% en este capítulo en concreto.
Ello demuestra que la eficiencia de la inversión destinada a I+D+i no depende del tamaño del producto interior bruto (PIB) de una economía ni del presupuesto público que destina a I+D+i.
El análisis que ha practicado la consultora para medir la eficiencia global de los modelos de I+D+i de los 30 países analizados no sólo ha tenido en cuenta el importe efectivamente invertido en los distintos sistemas nacionales de I+D+i (recursos financieros o de capital), sino que también ha recogido otras tres variables: los recursos humanos dedicados a este esfuerzo, los que generan derechos de propiedad intelectual y los que generan aplicaciones tecnológicas.
De este análisis se deriva un ratio global de eficiencia del 66,91% para España, lo que le sitúa en el furgón de cola del mundo desarrollado.