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Un G-20 más fuerte apuesta por una economía sostenible para crear empleo

  • El G-20 gana poder y se convierte en el nuevo coordinador económico global

  • El comunicado final enfatiza la necesidad de crear empleo

  • Apuesta por un crecimiento fuerte, equilibrado y sostenible

  • Los miembros revisarán las políticas de sus vecinos pero no hay sanciones

  • Los bancos centrales supervisarán los sobresueldos de los bancos

  • Los emergentes ganan peso en las instituciones internacionales

  • Se aplazan los requisitos más estrictos de capital a 2012

  • Compromiso sin calendario para reducir los subsidios a los combustibles fósiles

GABRIEL HERRERO
4 min.

El G20 ha concluido en Pittsburgh su tercera cumbre de jefes de Estado y de Gobierno con el firme compromiso de impulsar reformas que permitan "poner las bases para un crecimiento vigoroso, sostenido y equilibrado para el siglo XXI", según la declaración final adoptada por los mandatarios.

El gran matiz es el hincapié en la creación de empleo. Conscientes de que a pesar de la recuperación, el paro será un problema durante los próximos años, el G-20 dice que no podrán descansar hasta que "las familias trabajadoras de todo el mundo puedan encontrar empleos decentes". Obama ha sido incluso más ambicioso: "tenemos que asegurarnos que cuando vuelva el crecimiento, también vuelvan los trabajos".

Un nuevo orden económico

Para desarrollar esta tarea, el G20 se constituirá en el "principal foro de cooperación económica a nivel internacional", una iniciativa que toma el testigo del Grupo de los Ocho (EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, Italia y Rusia), que ha estado desarrollando este papel en los últimos 30 años. El G8 seguirá reuniéndose pero para coordinar las políticas internacionales.

Los miembros del G-20, ampliado con España y Holanda, examinarán las políticas de sus vecinos. El cambio es especialmente importante para Estados Unidos y China, cuyas economías pasan a ser "supervisadas" por sus hermanos menores. El FMI prestará ayuda técnica. La gran pega de esta reforma es que carece de mecanismos sancionadores para imponer las decisiones.

Este cambio supone el reconocimiento de la globalización de la economía y de la aparición de nuevos actores en el siglo XXI. En este mismo sentido, los países emergentes ganan poder en las instituciones internacionales, que se concretará en "al menos un 5%" más en el FMI y un 3% como mínimo en el Banco Mundial. Esa ganancia es a costa de los países que están sobrerrepresentados, especialmente la Unión Europea. España está infrarrepresentada y puede ganar con el cambio.

La prueba de fuego será el reequilibrio económico que impulsa Obama. Para evitar los pantanos que abonaron la crisis, quiere que Asia estimule su consumo interno, que Europa incentive la inversión empresarial con reformas estructurales y que Estados Unidos viva según sus posibilidades, y no a base de hipotecas o tarjeta de crédito.

Compromiso de método en primas y capital

También se avanza en los puntos más concretos e inmediatos para evitar que se repita la crisis financiera. Finalmente, el G20 ha acordado los principios comunes para atajar las primas que incentiven riesgos excesivos para el sistema financiero y vincularlas al rendimiento a largo plazo.

Sin embargo, su aplicación se deja al criterio de los bancos centrales, que supervisarán las políticas de sobresueldos y aplicarán en su caso las medidas correctoras. Esencialmente, la propuesta de la Reserva Federal. En todo caso, se revisarán en marzo del año que viene.

Más espinosa aún es la cuestión de los requisitos de capital. Hay acuerdo en que es preciso reforzar las reservas de los bancos en épocas de bonanza para que puedan capear los temporales. Pero los detalles concretos se aplazan para finales del año 2012.

También es importante el acuerdo par que los derivados financieros se sometan al control de los mercados antes de finales de 2012. Aquellos que no lo hagan se exponen a requisitos de capital más severos.

Guiño al cambio climático y los pobres

El G-20 ha acordado reducir los subsidios a los combustibles fósiles, aunque no se ha fijado un calendario y se deja para el medio plazo. Del mismo modo, hay un compromiso sin concreciones para incrementar el suministro de alimentos a los países más pobres.

Por otra parte, en el frente de las barreras proteccionistas, el G-20 insiste en combatir las tentaciones de beneficiar a los compatriotas a costa de arruinar al vecino y se compromete a concluir la ronda de Doha el próximo año.

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