La larga y a menudo aburrida campaña electoral alemana no ha cambiado en el fondo nada. 60 millones de euros invertidos en ella no han entusiasmado a los ciudadanos hasta ahora para que acudan masivamente a las urnas este domingo ni han clarificado las posiciones de los partidos.
Entre el 25 y el 40% de los ciudadanos alemanes continúan indecisos y además hay escepticismo cuando no malestar por la vacuidad de los mensajes políticos.
Incluso la canciller Merkel ha perdido siete puntos de popularidad en los últimos días aunque nadie duda de que va a continuar en su puesto.
Las últimas encuestas subrayan que la canciller en estos cuatro años de gran coalición no ha aumentado el apoyo popular a su partido, la CDU, que se mantiene en un 35%.
Los popes de los sondeos hablan de un empate técnico entre las dos coaliciones posibles, CDU con liberales o bien CDU con los socialdemócratas.
La última palabra al final no la van a tener los electores sino la aritmética de la suma de escaños.