La empresa austriaco-canadiense Magna ha confirmado que habrá 10.500 despidos en Opel, de ellos 4.000 en Alemania y afectarán mayoritariamente a la producción, pero un tercio será también destinado a reducir el sector de la administración.
Tras la luz verde del consejo de General Motors a la venta de su filial europea la semana pasada, los directivos de la compañía dicen que no mienten y que sus planes no han cambiado, pero lo cierto es que a lo largo de las negociaciones que se iniciarán después de las elecciones alemanas podrían surgir aún algunas sorpresas.
La única planta que se cerraría sería la de Amberes, en Bélgica, donde se fabrica el modelo Astra, y que tanto Figueruelas en España como las cuatro plantas alemanas seguirían abiertas, aunque con reducciones de personal.
El representante del banco ruso Sberbank, aliado de Magna, se ha visto obligado a precisar que el gobierno ruso no va a copiar la tecnología ni el know how de Opel ni tampoco inmiscuirse en las decisiones de la compañía.