Tras vivir en Barcelona y Madrid han decidido vivir en el campo en una casa construída por ellos. "Nos planteamos la autoconstrucción como una forma de tener casa y no tener hipoteca", dice el padre de familia.
La garantía de la construcción de la vivienda ha sido su mujer, Patricia, que es arquitecta y comenta que la ventaja es el aislamiento térmico de la casa "ya que protege del frío en invierno y aporta un ambiente más fresco en el verano".
Se trata de nuevas formas de bioconstrucción con materiales de toda la vida, como la paja, utilizada para este hogar.
Además se ahorra en dinero, ya que esta vivienda de aproximadamente 30 metros cuadrados puede costar un 90% menos que la misma construcción en ladrillo en el mismo lugar.