El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se ha defendido de los últimos escándalos que se le achacan sobre su vida privada, asegurando que no va a cambiar, ya que los italianos le quieren porque es "bueno, generoso, sincero y leal".
"Yo soy así y no cambio. Si me quieren así, me quieren. Y los italianos me quieren, tengo el 61% de popularidad, el récord absoluto de Occidente. Me quieren porque me sienten bueno, generoso, sincero, leal, que mantengo las promesas", ha asegurado en una rueda de prensa.
Desde que su mujer Verónica anunciara a principios de mayo que pediría el divorcio, Berlusconi afronta múltiples escándalos sobre su vida privada, relativos a las fiestas organizadas en su residencia de Cerdeña y a la utilización de aviones oficiales para trasladar a los invitados de las mismas.
"No veo que más se pueden inventar, todo se desmentirá", ha comentado el jefe del Gobierno italiano.
"Nunca he pensado en pedirle a uno de mis invitados que no lleve el teléfono móvil", ha agregado, en referencia a la investigación iniciada por las declaraciones de una joven, Patrizia D'Addario, quien afirma haber pasado la noche en el domicilio de Berlusconi a cambio de dinero y haber grabado con su móvil la habitación y, en concreto, el retrato de Verónica sobre una mesa. Posteriormente, Berlusconi afirmó que nunca ha pagado a ninguna mujer a cambio de sexo.
Bromas en L'Aquila
Pese a todo, los escándalos no han provocado que el primer ministro italiano pierda el sentido del humor, como demuestran las bromas realizadas poco antes con unos obreros de la ciudad de L'Aquila: "Chicos, si todo va bien pienso que de verdad os traigo a las bailarinas, a las menores, porque de otro modo nos tomarán por homosexuales".
Uno de los responsables de la obra le ha respondido: "¡Y nosotros nos las llevaremos a casa!".
Berlusconi ha visitado la ciudad de L'Aquila, epicentro del terremoto que el pasado 6 de abril sacudió la zona y dejó 299 muertos, para asistir a la asamblea de Farmindustria (asociación de la industria farmacéutica).