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Prisiones 'supermax' para los detenidos en Guantánamo

  • Estados Unidos cuenta con 42 prisiones de alta seguridad

  • Alojan a terroristas, mafiosos y asesinos

  • Las condiciones son espartanas y el confinamiento en solitario es la tónica

  • Una hora de ejercicio, celdas insonorizadas sin ventanas, vigilancia permanente

  • Naciones Unidas calificó las condiciones de inhumanas y degradantes

GABRIEL HERRERO
2 min.

Las prisiones de alta seguridad en Estados Unidos se conocen como "supermax", contracción de seguridad super máxima. Los internos las llaman zoos electrónicos. Hay 42 repartidas por todo el país, aunque sólo una de ellas es federal: la penitenciaria de Florence, Colorado.

La población reclusa consiste en terroristas, mafiosos y asesinos. Entre los internos más famosos está Theodore Kaczynski, Unabomber; Dandeny Muñoz Mosquera, el asesino del cártel de Medellín; Terry Nichols, el responsable del atentado en Oklahoma City; Carlos Lehder, el traficante de cocaína y Zacarias Moussuri, el secuestrador número 20 de los atentados del 11-S.

El origen de estas cárceles se remonta a 1983. Durante los siguientes 23 años, el penal de Marion, Illinois, mantuvo a sus internos en confinamiento aislado, después del asesinato de dos funcionarios a manos de presos. Curiosamente, el grado de seguridad de esta cárcel ha sido rebajado a medio recientemente.

Condiciones extremadamente duras

El confinamiento en solitario es la tónica en las prisiones de alta seguridad. Los internos sólo disfrutan de una hora diaria fuera de las celdas. Pueden pasear en un patio pequeño y cerrado. Reciben la comida a través de una trampilla. Están sometidos a vigilancia permanente, a través de circuito cerrado de televisión.

Las puertas de las celdas no son de barrotes sino sólidas. No hay ventanas. Las luces, permanentemente encendidas. Las paredes son de cemento, insonorizadas. Igual que las cañerías, para evitar que los presos se comuniquen entre sí. El mobiliario es de metal. Espartano.

Fuente de polémica

Algunas organizaciones de Derechos Humanos critican que las condiciones de vida en estas prisiones violan la Constitución de Estados Unidos. En particular, su octava Enmienda, que prohíbe los castigos "crueles y extraordinarios". En 1996, una delegación de Naciones Unidas adscrita a la investigación de supuestas torturas calificó las condiciones de "inhumanas y degradantes". Cuatro años después, determinaron que las "supermax" violaban la Convención contra la Tortura.

En todo caso, son el extremo más duro de un sistema penitenciario duro de por sí. De ahí que algunos congresistas se hayan opuesto al traslado de los detenidos en Guantánamo argumentando que tampoco hay tanta diferencia y que ya reciben un trato mejor de lo que merecen. Guantánamo cuesta 60 millones de dólares al año y recluye a presos de 30 nacionalidades distintas.

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