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El arte expoliado por los nazis, en una muestra en Viena

  • El Museo MAK de Viena expone obras expoliadas a judíos y tardíamente devueltas

  • La muestra también analiza las trabas burocráticas en los procesos de restitución

  • En 1930, instituciones confiscaban propiedades a los judíos que huían de Austria

  • Se muestra falta de interés de instituciones y museos en devolver lo robado

  • Había leyes que prohibían vender joyas u obras de arte excepto a museos o instituciones

EFE
4 min.

Hasta 60 años tuvo que esperar la familia Gomperz a que le fuera restituido un cuadro renacentista robado por los nazis en 1940, en lo que es uno de los muchos ejemplos de obras expoliadas a judíos y tardíamente devueltas que el museo MAK de Viena expone desde hoy.

Bajo el nombre"Arte robado y restitución" el Museo de Artes Aplicadas (MAK) analiza, no sólo el sistemático expolio de propiedades de familias austríacas judías durante el régimen nazi, sino también los problemas e incluso trabas burocrática en los procesos de restitución.

La muestra exhibe documentos de finales de los años 1930 con los que instituciones culturales del Estado ordenan la confiscación de propiedades para evitar la "expatriación" de objetos valiosos, en un momento en el que decenas de miles de judíos trataban de salir de Austria ante el temor al terror nazi.

En general, el MAK trata de llamar la atención sobre una polémica etapa de la historia de Austria, que el país aún no ha asumido.

Poco interés en devolver lo robado

La exposición, que permanecerá abierta hasta el 15 de febrero, insiste en la falta de interés por parte de las instituciones oficiales y los museos privados a la hora de devolver objetos robados, que acabaron en muchos casos en museos estatales y colecciones privadas.

En ese sentido, la muestra presenta 17 casos concretos, perfectamente documentados, sobre familias que sufrieron el expolio y, en alguna medida, la retribución de su pérdida.

Un ejemplo es el del industrial Leopold Ladner, cuya rica biblioteca de 5.000 volúmenes y sus obras de arte fueron confiscadas por la Gestapo. El empresario judío murió en el exilio y sólo su hijo Oscar reclamó en 1945 la devolución de las obras de su parte. Un año después, logró recuperar 2.577 libros aunque ninguna de las obras de arte, que siguen aún desaparecidas.

Más conocido fue el caso de Ferdinand Bloch-Bauer y la famosa pintura Adele de Gustav Klimt. Tras años de pleitos, Austria fue obligada a devolver la pieza en el año 2006. Años antes, la familia logró, tras un dictamen oficial de la oficina estatal encargada de procesar estas reclamaciones, recibir parte de la colección de valiosa porcelana que el propio MAK adquirió en una subasta en 1941, tras huir del país la familia Bloch-Bauer.

  

Mil y una formas de expoliar

Y es que aparte del expeditivo método del robo directo, los nazis tenían otros mecanismos para expoliar a los judíos. Leyes como las que les prohibían vender sus joyas u obras de arte a nadie que no fueran museos o instituciones pública provocaron que piezas de gran valor fueran compradas a precios muy bajos.

Sólo en Austria, durante el dominio nazi se confiscaron 50.000 kilos de plata, 154 de oro y 3 de platino. Las piezas menores eran fundidas y la de más valor se liquidaron en venta pública, muchas organizadas por la hoy prestigiosa casa de subastas Dorotheum.

Aunque entre las piezas exhibidas hay obras llamativas, como una Madonna con niño de Lucas Cranach el Viejo fechada en 1510, la muestra se nutre sobre todo de objetos de la vida diaria: sillas, vajillas, alfombras, libros o insignias.

Hay colecciones de autógrafos, caricaturas y fotos de personalidades austríacas de los siglos XIX y XX, confiscadas por los nazis y sólo devueltas totalmente en el año 2005.

También se puede observar un auto modelo Fiat 522 del año 1933, confiscado a la familia Glückselig por la SA en 1938 y que fue restituido a sus herederos siete décadas después.

No todos los museos son iguales

 

El museo continúa así con su política caracterizada por remover esa parte de la historia e investigar sus propios fondos en busca de obras expoliadas. En 1996, el MAK ya celebró una subasta de objetos robados almacenados durante años en almacenes estatales y cuyos beneficios fueron destinados a la comunidad judía de Austria.

Una actitud que, como la propia exposición denuncia, no han tenido todos los museos austríacos, con especial gravedad en el Leopold Museum, en el centro de la polémica por su negativa a indagar en el origen de algunas de sus obras para proceder a su devolución en caso pertinente.

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