Como una ruleta rusa o un órdago de mus, el presidente boliviano, Evo Morales, y los nueve gobernadores de la oposición someterán su mandato a una consulta popular para medir sus fuerzas.
El senado boliviano, con mayoría de la oposición, ha aprobado que se convoque un referendo sobre la revocación de su mandato, el de su vicepresidente, Álvaro García Linera, y los dirigentes regionales de las zonas más ricas del país, en su mayoría opositores.
Tras reunirse de manera urgente con su gabinete, Morales se ha mostrado "muy satisfecho" con esta decisión y se ha comprometido a convocar la consulta de inmediato.
"Quiero reiterar mi posición de someternos al pueblo, que nos diga quién sirve y quién no para gobernar", ha declarado Morales, para quien esa consulta "es una forma de profundizar la democracia" en el país.
Morales ha recordado también que la propuesta para revocar su mandato la hizo él mismo en diciembre pasado en medio de una tensa situación política relacionada con el proceso constituyente.
Tras recibir en enero el visto bueno en la Cámara de Diputados, ese proyecto de ley se estancó en el Senado, que la aprobado por unanimidad, ya que incluso los legisladores del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) votaron a favor.
Crisis autonómica
Esta decisión da un nuevo giro a la crisis política que vive Bolivia desde hace varios meses por el enfrentamiento entre el proyecto de "refundación" constitucional impulsado por Morales y las demandas autonómicas de varias regiones opositoras, lideradas por la rica Santa Cruz (oriente), que convocó una consulta popular para dar luz verde a su estatuto.
De hecho, pocas horas antes el mandatario izquierdista citó a los nueve gobernadores a dialogar en La Paz sobre la crisis, agravada tras el referendo autonomista cruceño, donde el estatuto recibió más de un 80% de apoyo.