La selección española masculina de fútbol da un segundo traspié en la UEFA Nations League. La Roja empata de forma agónica un partido que tenía perdido en Praga ante República Checa (2-2). Dos jornadas y dos puntos, tercero de su grupo que ahora comanda Portugal tras la goleada a Suiza.
El seleccionador, Luis Enrique dispuso varios cambios respecto al equipo inicial de la jornada anterior, cuando empató frente a Portugal. Toda la defensa renovada, mientras que solo Gavi en la media y Sarabia en la delantera repetían del resto de líneas. Sin contar al meta Unai Simón, que es ya fijo e indiscutible.
[Vuelve a ver el República Checa 2-2 España de la UEFA Nations League]
Pero ni con esas se arreglaron los desajustes defensivos. La primera en la frente. Balón filtrado a Kuchta que fue habilitado por Carvajal, deshaciendo el fuera de juego, y remate a placer de Pesek a los cuatro minutos. El gol fue revisado por el VAR, pero el lateral del Madrid fue quien habilitó.
El gol dejó un tanto tocado al combinado español, que tardó en posicionarse sobre el terreno de juego y, no obstante, no encontraba espacios en la bien ordenada defensa checa. Un disparo desviado de Sarabia fue lo primero con algo de peligro de España. Fue en el minuto 26.
Hasta ese momento poco más se vio de la selección española en ataque. Antes se había lesionado el local Zeleny, uno de los carrileros del conjunto dirigido por Jaroslav Silhavy.
Esa banda izquierda checa, derecha del ataque español, era la que más tráfico tenía y se convirtió en algo maldita para el conjunto local, puesto que el sustituto de Zeleny, el getafense Jakub Jankto también se lesionó. Esas interrupciones hicieron que la primera parte tuviera cuatro minutos de añadido, lo que vino bien a España.
A los dos minutos de ese añadido, Rodri se giró en la media luna para habilitar a Gavi, que con mucha calidad colocó el balón ajustado al palo, sorteando en su trayectoria un bosque de piernas y los guantes del meta exsevillista Vaclik (minuto 47).
Despiste defensivo que cuesta un gol, empate agónico
El cambio de Jankto no se dio hasta la reanudación, saliendo Havel en su lugar. Por España salió Ferran Torres por Sarabia, tratando de buscar más profundidad y gol en la segunda parte. El que a punto estuvo de repetir traspié fue Carvajal, puesto que una pérdida suya en el área propia no fue aprovechada por poco por los locales, gracias a un providencia Iñigo Martínez.
La República Checa se animó un tanto y eso benefició en parte al juego ofensivo español al encontrar más espacios. Si con la posesión no llegaban las ocasiones claras, buenos eran también los contragolpes. Eso sí, tapando mejor que en la primera parte los espacios propios.
Kuchta encontró un espacio por la espalda de la defensa en un balón largo, pero afortunadamente su disparo se fue desviado en el mano a mano con Unai Simón. En esta ocasión el que rompió el fuera de juego fue Marcos Alonso.
Y si no a la contra, también valía a balón parado como en una doble ocasión en un saque de esquina, que tuvieron Raúl de Tomás primero y Ferran en el rechace. Fue el preludio de un triple cambio en el que entraron Busquets, Morata y Asensio por Rodri, De Tomás y Dani Olmo.
Fue el balear del Madrid el que tuvo una gran ocasión nada más entrar, un gran disparo cruzado desde el lateral del área que se estrelló en el palo. Un aviso ante el que los checos respondieron endureciendo el partido para tratar de frenar el ritmo español.
Por si fuera poco, se les puso el partido otra vez de cara con el gol de Kuchta, que volvió a ser habilitado por un defensa español, esta vez Eric García, y la picó por encima de Unai Simón con templanza (minuto 66). El central español no fue capaz de atajar el envío filtrado de Coufal.
Con el paso de los minutos a España no le quedó otra opción que arriesgar, a sabiendas de lo que podía suponer eso por detrás. El empate a 2 llegó de forma agónica, con un remate de cabeza de Iñigo a centro de Asensio. Tan agónico que tuvo que ser chequeado por la tecnología de línea de gol (minuto 90).
La selección española se marchó con un empate gris de Praga, que sigue siendo un terreno maldito.