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Aramida y halo, los elementos que obraron el milagro en el accidente de Grosjean

  • Romain Grosjean ha tenido en el mono ignífugo y el halo su principal salvador

  • El impacto del piloto francés contra el guardarraíl se produjo a 221 kilómetros por hora y a una fuerza de 56G

DIEGO TOMÉ
4 min.

Cuando en el día de ayer, en el Gran Premio de Baréin las cámaras mostraron el accidente de Romain Grosjean, a cualquier aficionado que estuviera presenciando la carrera se le paralizó el corazón por unos instantes.

El piloto de Haas F1 sufrió un choque en la primera vuelta del Gran Premio con Daniil Kvyat, el cual le hizo perder el control de su monoplaza y provocó que saliese disparado contra las vallas del circuito de Sakhir, lo que originó un aparatoso accidente que acabó con el coche envuelto en llamas y partido por la mitad.

La pericia del piloto francés le permitió salir rápidamente de aquella nube de fuego. Apenas 5 segundos fue el tiempo que Romain estuvo en contacto con las llamas tras lograr salir del cockpit y refugiarse de nuevo en la pista para no sufrir males mayores.

El impacto de Grosjean contra los guardarraíles de la pista, que se produjo a 221 kilómetros por hora y una fuerza de 56G según datos aportados por la escudería Haas, fue el desencadenante del posterior incendio.

Tal y como su propia mujer ha comentado a través de redes sociales, fueron sus hijos los que transmitieron la fuerza necesaria al automovilista galo para mantener la calma ante la grave situación y salir prácticamente ileso de su monoplaza.

El halo fue salvador

Al presenciar las imágenes del accidente automáticamente recordamos siniestros pasados como los sufridos por Niki Lauda, el que acabó con la vida de Ayrton Senna en el año 1994 en el circuito de Ímola o, más recientemente, los sufridos por Robert Kubica y el malogrado Jules Bianchi.

Entre aquellos accidentes y el sufrido por Romain Grosjean en Baréin existe una diferencia esencial en los protocolos de seguridad que se introdujo definitivamente en el año 2018: el famoso halo.

Este sistema de seguridad que protege la cabina del piloto fue uno de los principales motivos para que Romain Grosjean saliera incluso por su propio pie del monoplaza. No obstante, su introducción en el Campeonato Mundial de Fórmula 1 hace dos temporadas no estuvo exenta de polémica. El principal argumento que esgrimían los automovilistas estaba en la falta de visibilidad que el halo provocaba y afectaba a la conducción de manera radical.

Precisamente fue el piloto francés una de aquellas voces discordantes contra la introducción del halo en su momento, al considerar que este sistema de seguridad acababa de forma radical con la esencia de la competición.

Ayer, en sus primeras declaraciones tras el accidente, ofrecidas desde el hospital, se retractaba de las palabras pronunciadas allá por 2017, y añadía que el halo ha sido la mejor introducción posible en la historia de la Fórmula 1.

La Aramida, el hilo que salvó a Grosjean del fuego

El otro factor esencial que permitió a Grosjean protegerse de las llamas fue la aramida. Este material en forma de hilo es el que hace que los monos de los pilotos de F1 sea completamente ignífugo y resista temperaturas superiores a los 1000 grados durante algo más de 10 segundos.

Para conocer más al detalle cómo se producen estas prendas ignífugas, un equipo de RTVE se ha desplazado a la fábrica de Marina Racewear, empresa española encargada de elaborar monos de alta competición siguiendo la normativa de la FIA.

Tal y como explica Miquel Guilà, responsable de Marina Racewear, las quemaduras en las manos de Romain Grosjean no vienen provocadas por las llamas, sino por el contacto del piloto con el guardarraíl en su intento por escapar del fuego.

“Ese guardarraíl está muy caliente y el tejido que llevan los guantes está pensado para la llama directa, en cambio no está pensado para el contacto con superficies tan calientes”, relata el propio Guilà.

De los monos convencionales de algodón que los pilotos utilizaban durante la época de Juan Manuel Fangio hasta la aramida hubo muchos pasos intermedios. Fue tras el accidente de Niki Lauda en Nurburgring, en el año 1976, cuando la FIA obligó a que todos sus trajes fuesen completamente ignífugos.

Algo tan sencillo como un hilo y un sistema de seguridad que hasta hace dos años no existía en competición, y cuya introducción estuvo bañada de controversias, fueron los encargados de salvar la vida de Romain Grosjean en el día de ayer en Baréin. La fecha en la que el piloto de Haas volvió a nacer.

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