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Eurocopa 2012 | Selección española

La selección española, obligada a vencer a Irlanda, a Croacia y al pesimismo

ÓSCAR LÓPEZ CANENCIA
4 min.

Los primeros análisis en frío del debut de España en la Eurocopa 2012 dejan una conclusión: la Roja decepcionó contra Italia (1-1). La sensación de disgusto es un hecho indiscutible, pero se pueden desmontar las razones que han llevado al pesimismo.

Parece como si la campeona del mundo y de Europa hubiera estado obligada a ganar por 3-0, como mínimo, a la 'azzurra'. ¿En serio? Estamos hablando de Italia que, aparte de su palmarés, tiene el gen de la competición al límite en su fútbol.

La misma selección que maravilló cuatro años atrás, que comenzó arrollando a Rusia en su debut en el torneo de 2008, tampoco fue capaz de ganar a la italiana más que en la tanda de penaltis.

¿Tan malo es un empate en el primer partido de la fase de grupos? Peor sería una derrota, resultado que se dio -mire usted por dónde- contra Suiza en el primer partido del Mundial 2010. Suiza, que no es tetracampeona del mundo, fue el revulsivo para ganar después nada menos que una Copa del Mundo.

Incluso con una derrota a cuestas una selección sigue dependiendo de sí misma para pasar a la siguiente fase. Bastan dos victorias, más otras tres luego, para ser campeones de Europa. También se puede pasar a semifinales, a la final e incluso ganar esta empatando y por penaltis, que tenemos al "santo".

Los debuts amargos en la historia futbolera de España han sido más habituales de lo que se recuerda, que la memoria en este país tiende más a cercanías que a largo recorrido. Quizá por eso el principal enemigo de la Roja en estas competiciones ha sido el pesimismo patrio

El de Sudáfrica es el recuerdo más reciente y más exitoso, pero también se han dado derrotas como la de la edición de 2000 contra Noruega, y se llegó a cuartos; o el empate contra Corea del Sur en el Mundial de 1994, y se pasó de fase, y el 0-0 contra Uruguay en en Italia'90, y también se superó la ronda de grupos. Otra cosa es lo que pasó después.

Volviendo al caso del Mundial, caer frente a Suiza motivó que al día siguiente surgiera un candidato a suceder a Del Bosque en el corazón y la cabeza de cada español. Incluso su antecesor, Luis Aragonés, que era comentarista de una cadena de televisión.

El de Hortaleza (barrio de Madrid) es ahora columnista de Marca y ha vuelto a hablar para dar su opinión sobre el debate del 'nueve' de la Roja. Él habría jugado con un delantero centro desde el inicio. Aragonés y Mourinho coinciden, porque el técnico del Madrid opinó que a España le sobró toque y le faltó pegada.

El talento de Iniesta, fuente de optimismo

Si hace dos años el que sobraba era Busquets, ahora le ha tocado al pobre Cesc, que tuvo bastante culpa en el empate de España: fue el autor del gol que salvaba la papeleta después de que Italia se pusiera por delante. Imperdonable

Falta optimismo o falta transmitirlo. La transimisión de las sensaciones pasa del equipo a los medios de comunicación y a la afición, que busca en el quiosco, el transistor o la pantalla algo que reafirme o contradiga con criterio sus propias impresiones.

El optimismo lo ponen en este equipo jugadores como Iniesta, alumno aventajado de Xavi y con galones para superarlo. El héroe de Johanesburgo (Sudáfrica) fue el mejor del partido contra Italia y el líder del equipo. Estuvo bien acompañado por Silva, que precisamente durante el Mundial pasó algo desapercibido.

Junto a Cesc formaron la tripleta de ataque sin ser delanteros puros, pero ya han demostrado en ocasiones anteriores que tienen gol. Esta vez no se ha puesto tanto en duda al centro del campo formado por Xavi Hernández, Xabi Alonso y Sergio Busquets.

Quizá se les ha echado en cara la falta de velocidad, aunque parte de culpa se le puede echar al estado del césped: seco, lento. Los españoles pidieron regarlo y los italianos se negaron, y la organización solo atiende a la unanimidad.

Menos mal que no se puso en duda a Iker Casillas, aunque la defensa sea quizá la línea más remodelada tras el Mundial y eso se nota. Arbeloa no sube tan bien como Ramos, que ahora cumple de central, y deberá hacer frente a la competencia de Juanfran.

Pero la afición española quiere goles y más que nunca pide un delantero contra la República de Irlanda. Del Bosque deberá elegir con criterio para vencer a las dudas y al pesimismo de todo un país. Y, de paso, ganar el partido.

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