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El Valencia rompe el muro belga en la prórroga

ÓSCAR LÓPEZ
3 min.

Ficha técnica:

3: Valencia: César; Marchena, Albelda, Dealbert; Pablo Hernández, Banega, Baraja (Alexis, m.45), Miguel; Villa, Zigic (Joaquín, m.56) y Mata (Maduro, m.118).

0: Brujas: Stijnen; Donk, Hoefkens, Alcaraz, Klukowski; Geraerts, Odjidja (Chávez, m.101), Lestienne (Dahmane, m.80); Sonck (Akpala, m.90), Perisic y Kouemaha.

Goles: 1-0, m.1: Mata; 2-0, m.96: Pablo Hernández; 3-0, m.117: Pablo Hernández.

Árbitro: Claus Bo Larsen (Dinamarca). Amonestó por parte del Valencia a Villa y Baraja, y por parte del Brujas a Kouemaha, Klukowski y Odjidja.

Incidencias: partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Liga Europa disputado en el estadio de Mestalla ante cerca de 50.000 personas. Terreno de juego en buenas condiciones.

El Valencia está en octavos de la Europa League después de vencer (3-0) al Brujas. El conjunto belga no dio, en conjunto, muestras de aguantar el vendaval valencianista, salvo su portero. El meta Stijnen fue el héroe de su equipo y sus paradas forzaron la prórroga. [Datos y estadísticas del partido]

Pidió el valencia el apoyo de la grada y Mestalla respondió con 50.000 almas dispuestas a apoyar a los suyos. La comunión entre jugadores y afición dio resultados desde el primer instante, y a los 20 segundos de partido Mata abrió el marcador.

El resultado lo redondeó el centrocampista Pablo Hernández por partida doble en la prórroga, aunque por juego y ocasiones bien podría haber sido dentro de los 90 minutos reglamentarios.

El Brujas dio la sensación de ser un equipo modesto, del nivel de los que lucharían por la permanencia en la Liga española. En todo momento se vio desbordado por el ataque de los chés y sólo un hombre dio la talla.

El veterano portero Stijnen, que ya amargó la noche a los de Emery en el partido de ida, las paró de todos los colores en Mestalla. De no haber igualado la eliminatoria Mata a los 20 segundos de partido, quizá las crónicas serían de distinto signo.

Pero el caso es que Mata remató, y con su pierna mala, un pase de Miguel desde la banda que una defensa bien plantada tendría que haber despejado sin contemplaciones.

Por lo pronto del gol y la endeblez del rival, la noche prometía una goleada que convirtiera el 1-0 de la ida en una anécdota. Pero sucedió que una y otra vez las acometidas del Valencia se estrellaban en el muro amarillo, el color de la camiseta de Stijnen.

Tampoco se debe desmerecer el trabajo en el centro del campo, sobre todo en la recuperación, de jugadores como Geraerts y Ofoe. De haber tenido en la punta compañeros con más mordiente que Perisic o Kouemaha podrían haber hecho más daño. Afortunadamente para el Valencia, no fue el caso.

Resultaría un trabajo baldío enumerar las ocasiones que tuvo el Valencia de ampliar el marcador. Todos, pasando por Banega, Pablo, Villa, el propio Mata, Zigic o Joaquín, que salió en la segunda parte por el serbio, tuvieron alguna que acabó parando Stijnen.

Tuvo que ser en el tiempo de prolongación el centrocampista Pablo el que pusiera lógica y serenidad en el marcador y en la grada. El primero de los dos suyos llegó a los seis minutos de iniciarse la prolongación, a pase de Banega.

Pese a la ventaja, un gol del Brujas daría al traste con los octavos, así que se hacía necesario otro más para dar la tranquilidad. El propio Pablo se entretuvo en un mano a mano con Stijnen. La diferencia era que con el 2-0 las ocasiones llegaban al contragolpe, por la necesidad del Brujas, y el 3-0 era cuestión de tiempo.

Fue el propio Pablo el que condujo un pase de Joaquín, regateó a Stijnen y marcó a puerta batida cuando faltaban cuatro minutos para los 120 que duró el partido. Hubo que sudar, pero tras dos horas llegó la fiesta en Valencia.

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