Deportes

Banderas españolas y cencerros para animar a Ferrán Torre

  • El español terminó 25 en el descenso y se salió en el eslalon

  • Sus padres y sus compañeros vivieron con angustia y alegría su bajada

Ver también: Especial: Juegos Olímpicos de Vancouver 2010

OLALLA CERNUDA
4 min.

Susana y Manel, padres de Ferrán Torres, no tenían uñas ya en sus dedos esta mañana. Nerviosos, ilusionados, y acompañados por los familiares de otro de los esquiadores españoles, Paul de la Cuesta, los dos seguían emocionados el descenso de su hijo en la primera manga de la supercombinada masculina celebrada hoy en Whistler. En cuanto Ferrán cruzó la línea de meta, se abrazaron. '¡El 25! Vaya carrerón', sonreía su madre. 'Ya verás en el eslalon de luego, va a salir a muerte', remataba su padre.

El español, de apenas 22 años de edad, ha sido el único representante español en la prueba de la supercombinada masculina en los Juegos de Vancouver, la que busca al esquiador más completo, y en la que los deportistas tienen que primero hacer un descenso y apenas dos horas después un eslalon. En la primera manga, Ferrán ha terminado en el puesto 25.

'Estoy muy contento. El descenso es lo mío, es lo que me gusta, pero ahora en el eslalon voy a darlo todo. No todos los días se tiene la oportunidad de venir a unos Juegos, y yo quiero aprovecharla al máximo', decía el propio Ferrán entre ronda y ronda, aún con los esquíes puestos.

Hasta Vancouver han venido, para darle ánimos, sus padres y la tía Manoli, que han dejado la tienda de alquiler de material en La Molina cerrada esta semana. 'Lo malo es que sacamos los billetes para venir hace mucho tiempo y no contábamos con los retrasos. Tenemos el billete de vuelta añana, y no vamos a poder ver al niño en el super gigante', dice Susana, la madre de Ferrán. Lo mismo les ocurre a Natalia Y Julen, padres de Paul de la Cuesta, que han viajado junto a su hija Ana, y los tíos de Paul para ver a sus chicos competir en estos Juegos. 'Bueno, y 50 amigos más que se han quedado en casa, les tenemos sin dormir, unos en España, otros como nuestra hija en Singapur... todos pendientes de los niños', explican los tíos de Paul.

El único pero que ponen las dos familias es a la falta de entradas. 'Hemos tenido que comprarlas en la reventa, y nos han costado tres veces más de lo que cuestan en taquilla', explica Natalia. Por lo menos, han conseguido ver a sus hijos tanto en el descenso como en el super gigante, y hoy a Ferrán en la supercombinada, en la que Paul no ha participado.

'Llevamos viajando juntos un montón de años, desde que nuestros hijos empezaron a competir a nivel internacional juntos, nosotros (los dos matrimonios) hemos coincidido en muchos viajes, así que para Vancouver decididmos organizarnos y venir todos', explica Susana.

Mientras llega el eslalon -'que es lo que menos le gusta entrenar a mi hijo'- explica su padre Manel Terra- se añaden al grupo el propio Paul de la Cuesta, Carolina Ruiz y Andrea Jardí, los otros esquiadores españoles que compiten estos días en Vancouver. 'Yo paso más nervios viendo a mis compañeros que cuando me toca bajar a mí', decía Carolina, que se mordía las uñas nerviosa mientras bajaban los primeros esquiadores.

Cuando la televisión en la pantalla gigante enfoca a Ferrán en el cajón de salida, el grupito de españoles que aguarda en la línea de meta ya no puede contener los nervios. Gritos, banderas españolas al aire, cencerros... y un 'ains' colectivo cuando Ferrán, que marcaba el mejor tiempo hasta ese momento, se saltaba una puerta. 'Bueno, estas cosas a veces pasan. Él iba a salir a muerte y eso puede pasar cuando sales así. Mañana será otro día, y el super gigante es más lo suyo, aunque no podamos estar aquí para verle', dice su madre.

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