"Si queremos que nuestra civilización sobreviva debemos romper con el hábito de reverenciar a los grandes hombres. Los grandes hombres pueden cometer grandes errores". La frase es de Karl Popper pero la cita otro gran filósofo, David Pastor Vico, en Las mañanas de RNE. Hablamos de la paradoja de la tolerancia y de cómo los grandes hombres equivocados y sus ideas intolerantes crecen en nuestras democracias.
Las Mañanas de RNE - Mamen Asencio - El profesor que tiende puentes entre la cárcel y la universidad
La paradoja de la tolerancia es un concepto filosófico que explica cómo al permitir la intolerancia dentro de una sociedad tolerante corremos el riesgo de acabar con el propio principio de tolerancia. Es una idea que Popper expuso en su libro de 1945, La sociedad abierta y sus enemigos. Un libro escrito al terminar la Segunda Guerra Mundial y que, por el contexto que vivimos, vuelve a estar de plena actualidad.
Los jóvenes y la desinformación
La paradoja de la tolerancia opera en las sociedades democráticas y, sobre todo, en sus jóvenes. Según el último Eurobarómetro, el 51% de los jóvenes españoles creen que han recibido desinformación pero confían en reconocer las noticias falsas.
Sin embargo, según la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo, en el año 2015 solo el 2% de los jóvenes nativos digitales tenía las habilidades de pensamiento crítico suficientes como para poder discernir cuál era la información de calidad. Esto se puede relacionar, en palabras de David Pastor, con el auge de los grupos intolerantes.
"Las democracias que parten de esta tolerancia abierta a la disparidad de opiniones dan también la posibilidad de que gente que abiertamente intolerante utilice las estructuras de la propia democracia para sabotearla", explica nuestro filósofo de cabecera. A través de los bulos y del miedo al diferente, los líderes extremistas se ganan a los insatisfechos, socavan la democracia y borran su propia esencia.
Dialogar con los intolerantes
En este escenario, ¿cómo conseguimos que los intolerantes dejen de serlo? Según Popper, con diálogo. "Explicarles que si siguen por ese camino pueden dinamitar su propia posibilidad de existencia", argumenta Pastor. Un partido político que quiere acabar con los partidos políticos está condenado a dejar de existir.
¿Y si no entran en razón? ¿Y si utilizan la violencia? Popper también tenía respuestas para esto. "El Estado, aquel que está capacitado y legitimado para ejercer la violencia, deshabilita estas posibilidades de que los partidos o los movimientos intolerantes se introduzcan dentro", enfatiza el experto.
El camino hacia la tolerancia
Bien, bien. Tenemos un plan. Convencemos a los intolerantes. En este sentido, Pepe Grosso, profesor de filosofía en el Instituto de Educación Secundaria Abyla, podría echarnos un cable. Grosso ayuda a sus alumnos, como por ejemplo a jóvenes presos, a aprobar la selectividad. Un camino hacia el pensamiento crítico y la tolerancia.
La clave de Grosso, que ha recibido la medalla al Mérito Civil, pasa por estrechar vínculos con las personas. "Cuando te acercas a la persona, cuando convives con ella, cuando consigues establecer unos estrechos márgenes de convivencia", es ahí donde surge la capacidad de cambio. Según él, pocas personas son tan intolerantes como para no convencerlas en el terreno del diálogo.
Este año el equipo del Instituto Abyla va a conseguir que una alumna que estaba en la cárcel pueda acceder a la universidad. La primera en España. Un ejemplo de cambio, de diálogo, de enseñanza y de tolerancia.