Poner fin a una relación tóxica a veces puede ser complicado, pero si además ese vínculo resulta ser familiar, puede convertirse en un asunto muy peliagudo. ¿Cómo se desvincula uno de un padre, de una madre o de un hermano sin que afecte al resto de la familia? Es difícil. La familia no se escoge, es la que toca.
Muchas personas tienen que lidiar con un sufrimiento inmenso y se ven obligadas a relacionarse diariamente en momentos puntuales como en Navidad, en cumpleaños u otras fechas que sean motivo de celebración. Se ven comprometidas a compartir espacio con personas con las que no desean estar porque son dañinas, ya sea porque les han hecho minar su seguridad, su confianza o su autoestima. Su sufres estas relaciones tóxicas en familia y buscas una solución, puedes seguir los consejos que ofrece la psicóloga Patricia Ramírez en 'Para Todos La 2'.
1. Cambia tus creencias
Nadie puede dañarte, ni tu padre, ni tu madre. Tienes derecho a proteger tu dignidad y tu autoestima de cualquier persona, incluso cuando hay un vínculo de sangre. Que una persona te haya dado la vida no significa que pueda permitirse manipularte, chantajearte, menospreciarte o faltarte el respeto.
2. Solo tú tienes el control
Solamente tú tienes el control sobre las decisiones que tomas en tu vida, así que puedes decidir tomar el tipo de distancia que tú elijas en cualquier momento sin que nadie ni nada te lo impida.
3. Averigua si vale la pena hablarlo
Es importante que valores si vale la pena o no hablar sobre lo que sientes o lo que necesitas con esa persona. Intuye si hacerlo te puede reportar algún beneficio. A veces pensamos que explicándolo no provocaremos el cambio en el otro o que no nos entenderá.
Sin embargo, la persona que te daña no siempre es consciente del dolor que te causan sus palabras o sus acciones. Puede pensar erróneamente que su manera de tratarte puede fortalecerte o simplemente no tiene la sensibilidad o la empatía para ver las consecuencias de su comportamiento cuando está contigo.
Habla con esa persona sin atacarle, pídele una conversación relajada que te permita explicar qué te daña, cómo te sientes y qué necesitas de su parte. Después, dale tiempo para que asuma lo que le has dicho, porque escuchar que estás haciendo daño a alguien a quien quieres mucho no es fácil de asimilar. Además, las personas tienden a infravalorar tu daño, a atacar y a defenderse.
Discusión entre Mia y Freya de la serie 'Mis vecinos reales'.
4. Pon límites
Si lo que te perturba ya lo has hablado en alguna ocasión y no hay un cambio en la actitud de la persona, puedes cortar el comentario que te haga o directamente la conversación. Tienes derecho a exigir respeto y poner límites. Si por ejemplo hay un tema que te irrita, puedes informar de ello a tu allegado y cada vez que lo saque vete de ese lugar o cuelga el teléfono. Ya has avisado previamente.
5. Si el daño es traumático, aléjate
Si el daño que te ha causado ese familiar te ha generado un trauma que complica la convivencia o tu asistencia a eventos familiares, como puede ser un caso de maltrato o de abuso, informa al resto de tu familia que no estás dispuesto a compartir espacio bajo ningún concepto con esa persona. Hazles saber que necesitas distancia física y emocional, pero que estarás encantado de compartir otros momentos con el resto.
6. No cedas al chantaje emocional
No cedas al chantaje emocional de nadie. En estos casos, la familia tiende a menospreciar o minusvalorar tu dolor y tus emociones porque les interesa aparentar normalidad. Mántente firme, distante y no cedas al chantaje, al victimismo, a la agresividad o a peticiones injustas.
7. Entrénate en el desapego
No necesitas en tu vida a personas que te hacen daño, a pesar de que puedas llegar a empatizar y entender el motivo por el que lo hacen. No eres responsable del pasado ni de los traumas de nadie. Limita tus interacciones y visitas, y no otorgues valor a los comentarios ofensivos.
Puedes lograrlo.