La víspera de la mañana de San Juan, el 23 junio, en San Pedro Manrique (Soria) celebran el paso del fuego, un rito tradicional y mágico. El acto se celebra en el recinto de la iglesia de la virgen de la Peña, que cuenta con un graderío en el que caben 2.000 personas. Solamente los habitantes del pueblo o sus familiares pueden participar en esta ceremonia.
El fuego como elemento purificador
La alfombra de brasas se prepara meticulosamente el día 23 a las ocho de la tarde. Un grupo de preparadores amontona hasta 2.000 kilos de leña de roble que ha sido recogida hace un año. Sobre las 21 h la prenden y arde hasta que, pasadas un par de horas, a las 23:30 h, empiezan a preparar el camino de brasas alisándolas con unas varas llamadas hoguneros.
Cuando los pasadores llegan al recinto a las 12 h bailan alrededor de la hoguera y unos minutos después, pasan sobre la alfombra. Los que lo hacen, precedidos de tres toques de trompeta, cruzan descalzos sobre el montón de brasas con motivo de una promesa o un deseo incumplido.
Es en ese momento cuando el graderío del recinto de la virgen de la peña contiene el aliento y se preparan para observar una noche llena de magia. El fuego purifica y quema todo lo viejo y malo para dar paso a nuevas oportunidades y deseos.
La protección de la Virgen
Generalmente, los 10 o 12 pasadores suelen llevar a alguien subido a hombros cuando cruzan la alfombra de brasas. Explican que el truco para no quemarse reside en pisar fuerte y con los pies bien extendidos para eliminar el oxígeno y la combustión. También dicen que es útil regular la respiración. Además, se procura que las brasas no tengan cenizas y que no haya objetos duros para que no se quemen. La explicación más mística es que es la protección de la Virgen de la Peña la que impide a los sampedranos quemarse.
Los pasadores cruzan la alfombra de brasas dando varios pasos firmes, con la mirada recta y sin dudar. Una vez pasan la hoguera, se funden en abrazos con sus familiares y amigos y el público aplaude y celebra. Antiguamente, eran siempre hombres quienes la atravesaban. A día de hoy, también hay mujeres que caminan por encima de las brasas.
El origen de la tradición
Se desconoce el origen de este rito. Algunos estudiosos lo remontan a una tradición de pueblos celtíberos para purificarse a través del fuego. Hay antropólogos que lo han unido a actos ancestrales para purificar cuerpo y alma gracias a las llamas; otros, al paso hacia la edad adulta.
La tradición del Paso del Fuego en San Pedro Manrique, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, sigue siendo un rito ancestral que, a través de la purificación por el fuego, conecta a sus participantes con lo sagrado, lo místico y con una comunidad que celebra su pasado mientras camina hacia el futuro, sin miedo, y descalzos sobre las brasas.