Cultura

Grela Bravo, con fibromialgia: "Abrazar nuestras fragilidades nos hace más fuertes"

De seda y hierro
  • La psicóloga y escritora Grela Bravo, paciente de fibromialgia, muestra cómo ha sobrevivido al dolor crónico en ‘De Seda y Hierro’

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M. JOSÉ MASCARELL
4 min.

En Sant Pol de Mar, Grela Bravo ha encontrado un refugio frente al mar. En este rincón del Mediterráneo, la brisa marina parece aliviar, aunque sea un poco, el peso de su dolor, un dolor crónico con el que vive desde que era una niña. Desde entonces, ha aprendido a darle la vuelta a las experiencias difíciles, una estrategia que se convirtió en su modo de vida. Su lucha contra la fibromialgia es un testimonio de superación. 

 “Vivir con dolor es… pues, es una putada, pero al final te acostumbras”, dice Grela en el programa ‘De Seda y Hierro’. “Acaba formando parte de ti como un rasgo más y, pues, no todos los rasgos que tenemos nos gustan, pero convives con ellos”, afirma. Grela salta la barrera de la invisibilidad social que caracteriza el dolor crónico y alienta a las personas que lo sufren a aceptarlo para vivir mejor. “Todos y todas somos más fuertes de lo que creemos. El único camino para ser conscientes de nuestras fortalezas es abrazando y aceptando nuestras fragilidades”, sentencia. 

Escribir sobre el dolor es un acto de desnudez

Psicóloga clínica, escritora y mediadora social, Grela Bravo se ha dedicado a plasmar en palabras las experiencias traumáticas y difíciles. La escritura ha sido su refugio y su trinchera, un espacio íntimo donde vuelca su vulnerabilidad. “Escribir sobre el dolor fue complicado, porque es un acto de desnudez máxima”, confiesa. “Es como entrar en una esfera de intimidad muy, muy grande, pero es un ejercicio de coherencia: defender la vulnerabilidad como ejercicio de fortaleza”, asegura.

Primer diagnóstico

Han pasado quince años desde que recibió su primer diagnóstico de fibromialgia, pero aún hoy su situación sigue evolucionando. “Tardé muchos años en tener un diagnóstico claro, y es probable que pronto haya otro, pero no me preocupa el nombre”. Vivir el dolor significa aceptar que “un día te pueden doler mucho las manos, que no puedes mover los dedos; el roce duele, es como si te quemara la piel. Otros días, las piernas pesan toneladas,como si fueran de trapo, te duelen las rodillas. Otras veces es el cuerpo entero que queda entumecido” explica Grela que, además, en los últimos dos años, convive con migrañas crónicas que llegaron a promediar veinte episodios al mes.

Entre dos mundos: Sant Pol y Barcelona

Grela se trasladó a Sant Pol de Mar antes de la pandemia, buscando la calma y cercanía del mar, su “medicina”. Sin embargo, a pesar de haber dejado Barcelona atrás, sus raíces en la ciudad y en su entorno cultural siguen siendo fuertes. Allí conoció a Pilar, su amiga y compañera de recitales, viajes y presentaciones de libros. Pilar es para ella ese apoyo constante, ese sostén que Grela valora profundamente: “Para perseverar o para conseguir las cosas, tienes que tener personas fieles detrás que te sostienen. Tú eres una de esas personas, y te lo quiero reconocer”, le dice, emocionada en el programa ‘De Seda y Hierro’.

Juntas, recuerdan los tiempos en los que Pilar la impulsó a mostrar sus textos al público, compartiéndolos en redes sociales. “La primera locura empezó de una manera muy tonta; fue Pilar la que abrió un grupo en redes y decidió por su cuenta poner allí mis textos. Me dio alas, y aquí estamos”, cuenta Grela. En sus palabras, Pilar destaca cómo Grela encarna una dualidad intensa, “una mezcla constante de fragilidad y fortaleza. A veces sale una, a veces la otra, y a veces se unen”.

El dolor como motor creativo

El dolor lo atraviesa todo

Para Grela, la escritura es mucho más que un recurso creativo; es una extensión de su vida y de su experiencia diaria con el dolor. “La escritura no atraviesa el dolor, el dolor lo atraviesa todo. El recorrido es al revés: yo escribo sin pensar en el dolor, y el dolor está ahí, porque está en mi vida”, afirma. Esa coexistencia con el sufrimiento ha hecho de su obra un reflejo de lo más profundo de su ser, un espejo donde vulnerabilidad y fortaleza se encuentran.

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